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Espaces imaginaires - Adehl

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83<br />

Regresamos al hotel y ella se acostó y yo fui a su cuarto y cuando me disponía a<br />

intentar ‘lo peor’, ella me corrió de la cama e insistió en leerme una obra de<br />

Rosario Castellanos. Me levanté furioso y me fui a la calle a buscar prostitutas 24 .<br />

El binomio mujer-dinero representa la pareja eternamente<br />

anhelada por el pobre diablo Jorge. En “¿Quién se lleva a Blanca?”,<br />

el protagonista no dispone de un coche ni puede pagar un taxi para<br />

llevar a la mujer a su casa. En “What became of Pampa Hash?”,<br />

abundan las referencias al dinero: el protagonista declara estar en<br />

la inopia total, mientras la protagonista femenina, que literalmente<br />

nada en pesos, sólo deja el uno por ciento de propina y, como es<br />

una exigente compradora, todo le parece muy caro. El protagonista<br />

declara que ella es la única mujer a la que nunca se atrevió a decirle<br />

que le pagara la cena (de lo que se deduce que hubo otras a quienes<br />

sí se lo pidió). En “La mujer que no”, el dinero se viste de erotismo:<br />

Por fin llegamos al coche, y mientras ella subía, comprendí que trece años<br />

antes no sólo había perdido sus piernas, su boca maravillosa y sus nalgas tan<br />

saludables y bien desarrolladas, sino tres o cuatro millones de muy buenos<br />

pesos 25 .<br />

En el mismo cuento, cuando el protagonista tiene que acudir<br />

a la cita que le había comunicado el correograma anónimo, confiesa<br />

haber pedido prestado no solamente un apartamento sino también<br />

dinero 26 .<br />

El hambre de un advenedizo<br />

La figura del pícaro es compleja y pueden reconocerse rasgos<br />

similares con quien está en la necesidad —también contemporánea—<br />

de enfrentar un largo viaje, como el del Buscón a las<br />

Indias, para llegar a nuevas tierras en busca de una redención,<br />

a veces económica, otras moral. Aunque este último no es un<br />

elemento prioritario en el pícaro barroco, parece serlo en el pícaro<br />

Jorge, cuando espera que los demás le reconozcan su solidez moral.<br />

Me di cuenta de que me había convertido en otro de ‘los imposibles’. Me puse<br />

furioso”. “¿Quién se lleva a Blanca?”, LLH, p. 154.<br />

24 “La vela perpetua”, LLH, p. 88.<br />

25 “La mujer que no”, LLH, p. 26.<br />

26 Ibíd., p. 28.

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