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Espaces imaginaires - Adehl

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102<br />

La tentativa estética presente es una provocación de la escuela realista, un<br />

programa total de desacreditamiento de la verdad o realidad de lo que cuenta<br />

la novela, y sólo la sujeción a la verdad de Arte, intrínseca, incondicionada,<br />

auto-autenticada (p. 36).<br />

Tanto la reflexividad como el aspecto programático de este tipo<br />

de discurso que atraviesa todos los prólogos hacen parte del Museo<br />

y, en esa medida, no se trata de un discurso extra-literario, sino de<br />

la incorporación de esa reflexividad dentro del cuerpo de la novela.<br />

Por esta razón, aun cuando no se cuenta una historia, la novela de<br />

Macedonio sigue ligada de cierta manera a lo “narrativo”, como<br />

forma de enunciación o configuración de la voz.<br />

Por otra parte, la aparición del modo dramático en el texto<br />

de Macedonio tiene una característica singular. Las voces de los<br />

personajes se presentan con indicaciones precisas de sus nombres<br />

y en ocasiones con acotaciones casi escénicas:<br />

—Quizágenio: ¿Cómo se le ocurrió al autor dar a mi nombre la modalidad<br />

extravagante de ser interrogativo: ¿Quizágenio? Yo debía figurar en los<br />

diálogos así:<br />

—Dulce-Persona: ¿Qué tenemos, ¿Quizágenio?, de nuevo hoy en la Novela?<br />

»—¿Quizágenio?: Hoy es el cumpleaños... (p. 97).<br />

La intervención de la voz de cada personaje es precedida por<br />

su nombre, como si se tratara en efecto de una pieza teatral. Pero,<br />

aun así, las voces de los personajes no se distinguen entre sí y<br />

esto genera un efecto paradójico del modo dramático: a pesar de<br />

la clara separación de las voces a través del diálogo, en Museo —<br />

tanto en sus prólogos como en sus capítulos— sólo hay una voz 13 .<br />

13 Afirmamos esta característica de manera contraria a lo que Diego Vecchio ha<br />

señalado con relación a este punto: “En el Museo hay más que polifonía. A esta<br />

pluralidad de voces y de nombres, hay que agregar la desintegración del dispositivo<br />

de emisión y recepción, producida por la utilización casi imperceptible de un<br />

procedimiento que llamaré “balbuceo” [...]. El balbuceo consiste en atribuirle a un<br />

mismo sujeto marcas de personas gramaticales diferentes: yo, nosotros y él”. Diego<br />

veCChio, Egocidios, Macedonio Fernández y la liquidación del yo, Rosario, Beatriz Viterbo<br />

Editora, 2003, p. 112. También Nélida Salvador indica que “Al fundir en un solo<br />

texto el discurso novelesco y el teórico rompe las convenciones de la verosimilitud<br />

y el relato lineal de los acontecimientos, conformando así una narración polifónica<br />

en la que se entrecruzan, en imprevisto juego de intertextualidad, las voces del<br />

autor —crítico y protagonista al mismo tiempo— , del lector, de los personajes<br />

y hasta de la propia Novela” Nélida Salvador, Macedonio Fernández, precursor de la

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