Espaces imaginaires - Adehl
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contacto con el lector, pero que prácticamente se habla a sí mismo (escribirpensando)<br />
14 .<br />
Acerca de este punto es importante destacar que el texto de<br />
Macedonio expone una fuerte tensión entre la integración y<br />
participación del lector imaginario, por un lado, y los intensos e<br />
imponentes monólogos reflexivos, metafísicos y teóricos acerca<br />
de la creación de la novela, por otro. Aun cuando la poética<br />
macedoniana es coherente con esta idea de la producción textual y<br />
de una autonomía total del arte, el carácter monológico y la unicidad<br />
de la voz y de la perspectiva no dejan de ser preocupaciones del<br />
autor. Macedonio parece ser consciente de este aspecto de su texto,<br />
aunque permanezca en esa tensión sin resolverla.<br />
En cuanto a La ciudad ausente, la configuración de la voz narrativa<br />
está directamente relacionada con la multiplicidad de relatos que<br />
conforman la estructura de la novela. Las múltiples historias son<br />
contadas por diversos narradores. Sin embargo, existe otra faceta<br />
de las múltiples voces narrativas —que no ha sido ampliamente<br />
estudiada en esta novela—y es que éstas no obedecen sólo a la<br />
aparición de diversos relatos, sino también a cierta inestabilidad de<br />
los narradores. El narrador en el texto de Piglia parece una figura<br />
que varía, se desplaza y no es la misma durante el transcurso de su<br />
propia narración; su identidad y su lugar parecen no estar del todo<br />
determinados.<br />
El caso más extremo de esta indeterminación se da en “La<br />
isla”. El narrador inicia su relato en la primera persona del plural,<br />
como si a través de él se expresara la comunidad utópica de la isla:<br />
“Añoramos un lenguaje más primitivo que el nuestro”, “Cuando<br />
decimos que el lenguaje es inestable[...]” (p. 126). Luego se alude<br />
a la comunidad en una tercera persona, como si el narrador se<br />
hubiese desplazado hacia una perspectiva exterior del relato:<br />
Ese es el sentido del diálogo, que se repite como un chiste privado cada vez<br />
que están por irse, [...] dicen lo que quieren y lo vuelven a decir, pero ni sueñan<br />
que a lo largo de los años han usado cerca de siete lenguas para reírse del<br />
mismo chiste. Así son las cosas en la isla (p. 127).<br />
14 Ana María CamBlong, nota al pie de página « a » en Macedonio fernández,<br />
Museo de la Novela de la Eterna, op. cit., p. 193.