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Espaces imaginaires - Adehl

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88<br />

pícaro se queda igual y persiste en él la inquietud más honda, la<br />

imposibilidad de modificar su condición y su ser: “Y fueme peor,<br />

como v.m. verá en la segunda parte, pues nunca mejora su estado<br />

quien muda solamente de lugar, y no de vida y de costumbres” 43 .<br />

Pablos escribe su historia desde la sabiduría de haber vivido esta<br />

primera y también su segunda aventura. Ya lo sabe todo; es un<br />

hombre capaz de intentar una nueva lucha contra una inconquistable<br />

fortuna lejos y más lejos, hacia las Indias. El movimiento del pícaro<br />

se resuelve con una rueda histórica, allá donde el tiempo es circular.<br />

De la misma manera, Jorge empieza con un fracaso económico<br />

y amoroso y en aquellas tierras del amor su historia se repite con<br />

otro fracaso, y otro más. En los cuentos, el protagonista de la pluma<br />

de Jorge Ibargüengoitia también se desplaza en busca de su propia<br />

redención personal y sentimental, pero nunca logra cambiar su<br />

vida. El autor relata el movimiento del protagonista: se va a Francia<br />

para el Jamboree de los boy scouts; a Nueva York con una beca, y de<br />

la Gran Manzana huye hacia Calcuta para escapar del desamor. Sin<br />

embargo, nunca resuelve su vida, nunca alcanza un lugar para su<br />

pasión; sus movimientos son acordes con la inercia que lo persigue.<br />

El pícaro muchas veces revela inquietudes y torpezas cuya<br />

raíz estriba en su misma condición. La realidad que lo circunda,<br />

el mundo, parece contribuir a su movimiento incompleto, a aquel<br />

intento de ascenso, imposible desde su condición de pícaro.<br />

Diversos obstáculos impiden su transformación: el pícaro Jorge<br />

no tiene dinero para el taxi, y aunque camina y camina con sus<br />

alpargatas parece que nunca avanza; tampoco tiene dinero para<br />

viajar en avión a Francia, así que se las ingenia para embarcarse<br />

en el Marine Falcon, que en opinión del mismo protagonista, casi<br />

“ni parecía un barco” 44 . Es un movimiento retenido el del pícaro<br />

Jorge, como una verdadera contradicción humana, una añoranza<br />

perennemente frustrada donde mujeres malas y traicioneras, espías<br />

y aprovechadores se cruzan de continuo en su camino y le impiden<br />

avanzar hacia sus anhelos. Podría decirse que, al igual que el pícaro<br />

tradicional, el pícaro Jorge se mueve, pero dentro de un mundo<br />

43 quevedo, op. cit., p. 176.<br />

44 “Falta de espíritu scout”, LLH, p. 139.

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