Espaces imaginaires - Adehl
Espaces imaginaires - Adehl
Espaces imaginaires - Adehl
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Y queda abierta la pregunta con que el relato llega a su fin, y<br />
que no se refiere tanto al poder inexplicable del Abba-dingo, sino<br />
al sentido de gestos como haber ido a un café para hacer algo<br />
“realmente francés” (p. 150), aun sabiendo que allí, entre esas<br />
paredes ficticias, espera el destino:<br />
43<br />
No me interesaba resolver el enigma. Para alguna gente podía ser un dios.<br />
Yo no le daba ningún nombre. Yo no tenía necesidad de “miedo”, y no me<br />
proponía volver al Alpha Ralpha Boulevard. Pero escucha, ¡oh corazón!<br />
¿Serías capaz de ir otra vez al café? (p. 175).<br />
4. William Gibson o de la desmaterialización<br />
Es interesante comprobar cómo, en estos dos textos que sitúan<br />
sus tramas diez mil años más allá del momento de nuestra lectura,<br />
los personajes están dotados de una carnalidad conmovedora,<br />
y sus sentimientos y debilidades se asemejan a los nuestros.<br />
Irremediablemente humanas son las criaturas de Kalpa imperial y,<br />
aunque no hayamos resuelto la duda sobre la verdad y la unicidad<br />
de los sentimientos de Paul y Virginia, lo mismo podemos pensar<br />
de la pareja de enamorados de “Alpha Ralpha Boulevard”.<br />
Mucho más cercano temporalmente, el mundo diseñado por<br />
las novelas de la corriente cyberpunk, y particularmente por William<br />
Gibson (y como veremos, también por ciertas tendencias de la<br />
narrativa dibujada), a pesar de situarse a comienzos del siglo XXI,<br />
resulta mucho más ajeno, al subrayar la indeterminación derivada de<br />
la tecnología y la consiguiente ‘desnaturalización’ del ser humano,<br />
integrado o suplantado por prótesis derivadas de tecnologías<br />
biológicas, mecánicas, neuroquímicas o cibernéticas que llegan a<br />
abolir las fronteras entre lo real y lo virtual.<br />
Las proyecciones virtuales de William Gibson, nacido en 1948,<br />
parten en 1977 con la novela Fragments of an Hologram Rose, prosiguen<br />
en 1981 con Johnny Mnemonic, se completan en Neuromancer,<br />
publicado en 1984, hasta encontrar una formulación totalizadora<br />
en Mona Lisa overdrive (1988) y en Idoru (1996), y diluirse en las obras<br />
posteriores. Progresivamente se afirma la representación de un<br />
mundo del que ha ido desapareciendo sin conflicto la materialidad:<br />
en Francia. La nave que años más tarde trae a Virginia de regreso a la isla naufraga<br />
cerca de la costa ante los ojos de Paul, que la ve morir.