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LA ESPAÑOLA INGLESSA 35
tener junto a si a Ysabela, vestida con aquel
mismo vestido que lleuó la vez primera, mostrándose
no menos hermosa aora que entonces.
Los padres de Ysabela quedaron admirados
y suspensos de ver tanta grandeza y vizarria 5
junta. Pusieron los ojos en Ysabela, y no la
conocieron, aunque el coragon, presagio del
bien que tan cerca tenian, les comengo a saltar
en el pecho, no con sobresalto que les entriste-
ciesse, sino con vn no se que de (1) gusto, que 10
ellos no acertauan a entendelle (2).
No consintió la reyna que Ricaredo estuuiesse
de rodillas ante ella; antes le hizo leuantar
y sentar en vna silla rasa, que para solo esto
aUi puesta tenian, inusitada merced para la 15
altiua condición de la reyna, y alguno dixo a
otro (3): "Ricaredo no se sienta oy sobre la silla
que le han dado, sino sobre la pimienta que el
truxo.„
Otro acudió, y dixo: "Aora se verifica lo que
comunmente se dize, que dadiuas quebrantan
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peñas, pues las que ha traydo Ricaredo han
ablandado el duro coragon de nuestra reyna. „
Otro acudió, y dixo: "Aora que esta tan bien
ensillado, mas de dos se atreueran a correrle. „ 25
En efeto, de aquella nueua honra que la reyna
hizo a Ricaredo, tomó ocasión la embidia
para nacer en muchos pechos de aquellos que
mirándole estañan, porque no ay merced que
(1) M. omite «de».
(2) M.: «entenderle>.
(3) M. omite «a otro».