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LA ESPAÑOLA INGLESSA 41<br />

Quedó la camarera admirada de las razones<br />

de su hijo, y como conocía la aspereza de su<br />

arrojada condición, y la tenazidad con que se le<br />

pegauan los desseos en el alma, temió que sus<br />

amores auian de parar en algún infelize suces-<br />

so. Con todo esso, como madre a quien es na-<br />

tural dessear y procurar el bien de sus hijos,<br />

prometió al suyo de hablar a la reyna, no con<br />

esperanza de alcangar della el impossible de<br />

romper su palabra, sino por no dexar de inten-<br />

tar, como en salir desafuziada, los vltimos remedios.<br />

Y estando aquella mañana Ysabela vestida<br />

por orden de la reyna tan ricamente, que no se<br />

atreue la pluma a contarlo, y auiendole echado<br />

la misma reyna al cuello vna sarta de per-<br />

las de las mejores que traia la ñaue, que las<br />

10<br />

apreciaron en veynte mil ducados, y puestole<br />

vn anillo de vn diamante, que se apreció en<br />

seys mil escudos, y estando alborotadas las 20<br />

damas por la fiesta que esperauan del cercano<br />

desposorio, entró la camarera mayor a la rey-<br />

na, y de rodillas le suplicó suspendiesse el desposorio<br />

de Ysabela por otros dos dias, que con<br />

esta merced sola que su Magestad le hiziesse, 25<br />

se tendría por satisfecha y pagada de todas las<br />

mercedes que por sus seruicíos merecía y esperaua.<br />

Quiso saber la reyna primero por que le pedia<br />

con tanto ahinco aquella suspensión (*) que tan 30<br />

derechamente yua contra la palabra que tenia<br />

dada a Ricaredo; pero no se la quiso dar la ca-<br />

15

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