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i Admiráronle
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EL LICENCIADO VIDRIERA 79
el valor (1) del Monte Frascon, la [uiuega] (2) (*)
del Asperino, la generosidad de los dos griegos,
Candia (3) y Soma, la grandeza del de las Cinco
Viñas, la dulgura y apazibilidad de la señora
Guarnacha, la rustizidad (4) de la Chentola, sin 5
que entre todos estos señores osasse parecer la
baxeza del Romanesco (*).
Y auiendo hecho el huésped la reseña de
tantos y tan diferentes vinos, se ofrezio de hazer
parecer alli, sin vsar de tropelía, ni como pin- 10
tados en mapa, sino real y verdaderamente, a
Madrigal, Coca, Alaexos, y a la imperial, mas
que real ciudad, recamara del dios de la risa;
ofreció a Esquiuias, a Alanis, a Caballa, Gua-
dalcanal y la Membrilla, sin que se le oluidasse 15
de Ribadauia y de Descargamaria (*). Finalmen-
te, mas vinos nombró el huésped, y mas les dio,
que pudo tener en sus bodegas el mismo Baco.
también al buen Tomas los rucabellos
de las ginouessas, y la gentileza 20
gallarda disposición de los hombres, la admirabie
belleza de la ciudad, que en aquellas peñas
parece que tiene las casas engastadas, como
diamantes en oro.
\ Otro dia se desembarcaron todas las compa- 25
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ñias, que auian de yr al Piamonte; pero no quiso
Tomas hazer este viage, sino yrse desde alli
\ por tierra a Roma y a Ñapóles, como lo hizo,
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quedando de boluer por la gran Venecia, y por
í (1) M.: «el grande valor».
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(2)
(3)
M.: «Ninerca..
M.: «de Candia».
j
r (4) M.: «la gran rusticidad».