el_eje_del_mal
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El <strong>eje</strong> d<strong>el</strong> <strong>mal</strong> es heterosexual<br />
paisano y otra patrulla más, rodeando a Baran. En un instante lo asaltan,<br />
descubren su cámara digital, se la arrancan y la ponen encima d<strong>el</strong> coche de<br />
policía. Vemos imágenes desde la perspectiva de la cámara: antes de poner la<br />
cámara encima de un coche, percibimos imágenes d<strong>el</strong> forc<strong>eje</strong>o y mucha gente<br />
alrededor d<strong>el</strong> suceso, mirando y sin hacer nada. El forc<strong>eje</strong>o termina y la<br />
cámara recoge un trozo de la cara de Baran, su ojo izquierdo. La policía se<br />
lleva a Baran. A continuación oímos las voces de los policías preguntando<br />
cómo apagar la cámara. Mueven la cámara arriba y abajo, sin saber que sigue<br />
filmando, vemos los ladrillos d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o y luego dos esquinas de la fachada de<br />
dos edificios, sobre <strong>el</strong> primero podemos leer «St. Pauli Theater» (teatro St.<br />
Pauli) y en <strong>el</strong> segundo: «Polizeiwache» (Cuart<strong>el</strong> de Policia). De repente vemos<br />
una pantalla negra, una pausa de unos segundos y la imagen de los abu<strong>el</strong>os<br />
de Baran en Kurdistán vu<strong>el</strong>ve a aparecer. Hablan de los puercos que están<br />
destrozando sus tierras, porque han matado a uno de <strong>el</strong>los. Deciden que<br />
tienen que conseguir una escopeta para frenar este estrago.<br />
Ante esta complejidad, se nos plantea la cuestión de cómo analizar dentro<br />
de este contexto la r<strong>el</strong>ación íntima de los chicos, su experiencia sexual. Basta<br />
con que le demos un nombre, sea «gay» o «jóvenes explorando identidades<br />
sexuales» o «sujetos queer». Pero, creo que antes de dar una respuesta<br />
definitiva que encasille y territorialice, que reduzca, digamos, esta<br />
complejidad, deberíamos preguntarnos qué perspectiva se nos abre si<br />
planteamos un análisis queer de estos desplazamientos diaspóricos y<br />
migratorios. ¿No será quizás que la teoría torcida no nos preste las<br />
herramientas para analizar esta conexión?<br />
Teoría torcida y subjetividades migratorias<br />
Los desplazamientos diaspóricos y migratorios con sus connotaciones<br />
históricas de esclavitud, colonialismo, imperialismo y los nuevos regímenes<br />
de inmigración, teniendo aun así un efecto desterritorializador, parten de una<br />
lógica binaria de la identidad. Una observación que comparten con la teoría<br />
torcida que a su vez ha sido influenciada por la crítica feminista Negra y<br />
postcolonial. La teoría queer nos abre una percepción de la sexualidad como<br />
un fenómeno social que estructura todos los ámbitos de la sociedad y no sólo<br />
los espacios de la intimidad o de las prácticas sexuales, analizando así <strong>el</strong><br />
orden heteronormativo simbólico y material de la sociedad. Con este<br />
planteamiento la teoría queer ha cuestionado la lógica binaria de la identidad,<br />
haciendo hincapié en las representaciones de las identidades gays y lesbianas.<br />
Sobre todo mediante <strong>el</strong> análisis de las luchas d<strong>el</strong> movimiento gay y lesbiano<br />
de las décadas de 1970 y 1980, se ha cuestionado la retórica d<strong>el</strong> movimiento,<br />
apuntado hacia su lógica binaria y la necesidad de deconstruirla. Pero este<br />
acto de deconstrucción, no facilita <strong>el</strong> reconocimiento de los efectos<br />
totalizadores de los propios discursos. Algo que, como hemos visto, se<br />
evidencia en una Europa marcada por regímenes de exclusión por razón de<br />
pasaporte y de color de pi<strong>el</strong>. Con esta observación presente, se nos plantea<br />
cómo contextualizar las reividicaciones políticas dentro d<strong>el</strong> marco<br />
institucional local y global en <strong>el</strong> que se plantean. Ya que, con palabras de<br />
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