08.05.2013 Views

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Buscando</strong> a dios<br />

bres, no os revelan bien claramente las ganas de mandarlo todo a paseo?<br />

Podría aún darse ese caso, pero el cardenal Ascanio...<br />

—En cuanto al cardenal Ascanio que procura salvarse él, era preciso<br />

verle con qué sonrisa melosa me escuchó cuando puse a sus órdenes los cuatro<br />

mulos cargados de oro; a la vista de tantos ducados, dijo, que el cónclave<br />

elegiría al cardenal nuestro padre...<br />

—Esto es natural en el cardenal Ascanio, pero, y el cardenal de Venecia,<br />

¿no me exige cincuenta mil ducados oro por su voto?<br />

—Y el cardenal Ascanio ¿no ha pedido, además, a nuestro padre, la<br />

investidura del grado de vice-canciller, el cargo más productivo del Vaticano?<br />

—Y aún esto es nada, césar querido, comparado con los dos castillos<br />

de Monticello y de Soriano, cedidos también a cambio del voto del cardenal<br />

orsini, y la abadía de Lubiaco, destinada a colonna; a la ciudad de Napi,<br />

prometida al cardenal Parma; con Savello existe compromiso formal de<br />

darle civita castellana; y a los demás, menos a Della Rovere y a sus cuatro<br />

compañeros y dinero y promesas....<br />

—convenid, pues, conmigo, que lo mejor sería prender fuego a ese<br />

palacio por los cuatro costados y asarlos todos dentro del Quirinal, si no<br />

estuviera entre ellos el cardenal nuestro padre.<br />

—Además aún quedan esperanzas.<br />

—¿No son 18 los votos seguros?<br />

—¡Dieciocho!<br />

—Y los cardenales del cónclave, ¿cuantos son?<br />

—Veintitrés.<br />

—¿Dos tercios de los votos?<br />

—¡Es claro, en realidad sólo había quince, no obstante...!<br />

—Digamos dieciocho. ¿Y estos votos no podrán determinar la elección<br />

en el primer escrutinio?<br />

—Seguramente, pero...Pero ¿qué? El primer día no se vio la humareda<br />

y por lo tanto no debieron decidirse... ¿Y que han hecho hasta hoy?... Nada<br />

más que soliviantar a esta muchedumbre, para la que no existe lenguaje más<br />

claro que los cañonazos... ¡Mira! ¿No ves allí los pajes que regresan? Aún<br />

esta noche quieren cenar muy parcamente sus eminencias.<br />

Entre tanto, mientras los dos gentiles hombres sostenían el diálogo<br />

161

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!