08.05.2013 Views

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Joaquín Trincado<br />

—Papa: Precisamente antes, porque es terrible.<br />

— ¡Oh! En cuanto a valor, puede confiar Su Santidad en Don Miguel;<br />

no se encuentra en Italia un soldado que ose ponerse a su paso.<br />

—Papa: Que la joven venga viva si es posible, y si no que los maten<br />

a los tres, pero que los traigan.<br />

Ya hemos visto, que francisco, por salvar a sus señoras y pensando<br />

salvarse él mismo, mintió al Pontífice, diciendo que las señoras iban camino<br />

de Siena y francisco sabía que se dirigían a Venecia, pero las noticias que<br />

les comunicara el florentino, hizo a Doña Elvira cambiar de rumbo, sin que<br />

todas las razones de Juanucho bastaran a convencerla y por esta coincidencia,<br />

tomaron rumbo a Toscana; y es que, Doña Elvira, había cometido el mayor<br />

de sus errores al hacer la visita al Papa y erró para siempre ya en todos sus<br />

planes y con ello condenó a la desgracia a seres inocentes; pero no debemos<br />

argumentar contra la desgracia, pero si contra los prejuicios.<br />

Siguieron camino y llegaron a Braciano, ciudad defendida según el<br />

arte de la guerra donde tenían sus castillos los orsini, que aquel mismo día<br />

se habían rebelado contra el Papa y se unían a los Vitelli para defender sus<br />

feudos.<br />

como era ya noche, esta circunstancia, no les permitió dar una ojeada<br />

al aspecto de una casa posada y pidieron albergue.<br />

En aquella casa, desde hacía mucho tiempo, solo se refugiaban estudiantes<br />

y al llegar estos, los creyeron de mayor fuste, y acariciando una buena<br />

recompensa el posadero, se deshacía en cumplidos. Una sirvienta, llamada<br />

Bárbara, fue la encargada de prestar servicios a las damas y Juanucho le<br />

había prometido una buena recompensa para que sirviera lo mejor posible.<br />

Acomodaron sus caballos, y estaban disponiéndose a tomar un pobre<br />

alimento que se les había podido disponer, cuando Juanucho prestó atención<br />

a una disputa que había en la cantina: «No puedo acomodar sus caballos, ni<br />

tengo habitación para vosotros; la casa está llena y ahora acabo de colocar<br />

otros tres caballos y la única habitación que había hube de darla a dos señoras<br />

y un caballero que han llegado», argumentaba el posadero.<br />

—Pues nuestros caballos tienen que ser recogidos.<br />

—Pero si no tengo dónde. ¿cómo haré?<br />

—Saca a la calle los que ahora has metido.<br />

214

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!