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Descarga Buscando a Dios

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Joaquín Trincado<br />

la espera del Mesías anunciado por los profetas.<br />

Este tiempo, fue bien aprovechado por los sacerdotes y reyes para dar<br />

esplendor y brillo a sus cultos, con lo que eclipsaban los ojos del pueblo<br />

que llegó a fanatizarse. Tuvo sin embargo, algunas libertades más el pueblo<br />

y le era dado discutir en el templo algunos principios y oír las discusiones<br />

de los sacerdotes; el pueblo, en el fondo, adoraba al verdadero <strong>Dios</strong>; pero<br />

los sacerdotes, comerciaban con esta adoración y fe del ignorante pueblo.<br />

Ha habido reyes sabios, a su modo, que han llenado de gloria (al decir<br />

de los libros santos a los que remito a mis lectores y que juzguen con su<br />

razón en ellos). Hay en ellos mucho serio, pero hay más fantasía y ridiculez,<br />

e historias que son cuentos y cuentos que quieren hacer pasar por historia;<br />

pero todo libro es respetable si se estudia racionalmente, y la Biblia, tiene,<br />

indudablemente, mucho que estudiar, como los libros de la vedanta.<br />

Pero me horroriza, que en treinta y seis siglos que señala la Biblia<br />

donde está el decálogo de Moisés que encierra el principio del bien y que es<br />

todo amor, solo veo odios y no encuentro en ninguna página de sus hechos ni<br />

una remota idea de honrar al <strong>Dios</strong> de Amor en verdad, ni al prójimo, como<br />

a semejantes, ya que no como a hermanos, que es lo que manda aquella ley;<br />

ni aun el sabio Salomón, ni el santo... rey David, que en sus interminables<br />

cantos y lloriqueos, no saben más que pedir destrucciones de sus enemigos<br />

y castigos para sus súbditos y armar ejércitos devastadores, mientras ellos<br />

se entretienen entre trescientas mujeres, para que les aplaquen la ira y enjugarles<br />

las lágrimas; y si los reyes son con sus gobiernos, el retrato de sus<br />

pueblos, ya tienen mis lectores el retrato hecho de aquellos pueblos, que<br />

tenían en su arca la ley de <strong>Dios</strong>; en un arca hecha de madera; mas no en el<br />

arca de su corazón.<br />

Así corrió la ley de <strong>Dios</strong>, 17 siglos, sin ser puesta en práctica, cuando<br />

un pueblo «feroz y bárbaro» (según los sacerdotes de aquella religión judía)<br />

se apoderó de los dominios de aquellos reyes de mujeres, y los ató a su carro<br />

y, Roma, que ya estaba en decadencia también, después de haber heredado<br />

su progreso de la Grecia y ésta del oriente debido a las emigraciones de la<br />

raza adámica, antes de su esclavitud. Pero en este tiempo, cuando Roma<br />

dominaba en la Judea y señala el final de la mal llamada religión mosaica,<br />

hay dos hombres singulares que predican la misma doctrina y no es la que<br />

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