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Descarga Buscando a Dios

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Joaquín Trincado<br />

Papa; y si se apercibieran de nuestro proceder, tendríamos que abandonar<br />

nuestra misión por irrealizable.<br />

— ¿Y cómo, pues, vamos a hacer; nos volveremos por donde hemos<br />

venido?<br />

— ¿Estáis locos? Volver sí, pero con ellas.<br />

— ¿cómo hacer, pues?<br />

— ¿Te has fijado en esta muchacha?<br />

—Sí, y no es mala moza.<br />

—Pues ella nos servirá, ya está arreglado.<br />

— ¡Qué diablo de Don Miguel!<br />

—Ahora a callarse y prepararse. Vosotros esperaréis tras la puerta<br />

trasera, y cuando veáis salir al caballero echadle mano, pero sabed que es<br />

temible y quizás no seáis bastante los tres; cuando estáis con él, yo entraré<br />

en la habitación y quedarán presas las señoras.<br />

Efectivamente, había dispuesto Juanucho la fuga en esa forma, seguro<br />

de encontrar pronto auxilio en las puertas del castillo de los orsini en caso<br />

de apremio; y como las órdenes le habían sido dadas a Bárbara, para que al<br />

tiempo que se indicaría tuviera los caballos preparados, Juanucho saldría<br />

por la puerta trasera, exploraría el terreno y no habiendo peligro, haría una<br />

señal y ellas saldrían por la puerta principal.<br />

como Don Miguel estaba enterado de estas disposiciones, preparó<br />

la emboscada y tomó las precauciones para desalmar a la dama del puñal,<br />

pues sabía hasta este detalle.<br />

A la media noche, Juanucho y las damas, estaban preparadas; todo les<br />

hubiera salido bien, si no fuesen vendidos por Bárbara.<br />

Juanucho salió y ellas preparadas habrían salido al oír la señal, Juanucho,<br />

al salir fuera en su caballo ensillado y al momento quiso volver atrás,<br />

pero la puerta se cerraba a sus espaldas, al mismo tiempo que por los dos<br />

lados le venían dos jinetes espada en ristre; apenas tuvo tiempo de recurrir<br />

a su espada; pero arremetió contra uno con empuje, seguro de dar cuenta<br />

con el otro, pronto, pero el terreno en que se desenvolvía no era suficiente<br />

para desenvolver su defensa en lucha tan desigual, y a pesar de esto, sus<br />

adversarios perdían terreno y al caer el caballo de uno de sus enemigos llamado<br />

onetto, hizo saltar el suyo y cayó sobre Barbanera que no esperaba<br />

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