08.05.2013 Views

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

Descarga Buscando a Dios

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Joaquín Trincado<br />

Si llego a la libertad, bien caro me habéis de pagar esto.<br />

El capitán entró en el salón donde estaba Doña Elvira y aguardaba<br />

ansiosamente, con Valencia.<br />

Una sola mirada de la condesa sobre la frente de Valencia bastó para<br />

conocer la serenidad de la inocencia y esto aumentó la estimación que por<br />

el capitán sentía.<br />

Pero al saber que Juanucho en el mismo momento que ella entraba<br />

había entrado había salido para perseguir a un desconocido, involuntariamente<br />

dejó escapar esta exclamación:<br />

— ¡Aún más sangre! ¿No he presenciado hoy bastantes escenas trágicas?<br />

¡<strong>Dios</strong> mío!...<br />

Más luego que vio que lo conducían preso y lo encerraban, dejó que<br />

el capitán terminara aquel asunto.<br />

— ¿Dónde está? — preguntó la condesa.<br />

—Lo he mandado encerrar.<br />

— ¡Jesús! ¿creéis, capitán, que podemos convertirnos en carceleros?<br />

—En esto no he pensado, sino en evitar otra cosa peor para vos y vuestra<br />

hija. Si este hombre queda libre, antes de dos horas somos todos perdidos.<br />

— Antes que todo, la dignidad; — dijo Doña Elvira, — así es que,<br />

antes de degradarnos de esta manera, mejor es dejarlo libre.<br />

—Yo estoy pronto a obedeceros, pero obrando así vuestro retiro es<br />

descubierto y...<br />

— cambiaremos de habitación.<br />

—Nada conseguiréis ya… porque...<br />

—Hablad capitán; yo hoy estoy trastornada de ver... Quiso decir los<br />

crímenes y escenas que había visto; pero calló por la presencia de Valencia.<br />

—El espía me ha reconocido; que me pierda a mí, no me importa, soy<br />

soldado... y nada me asusta, sino vuestro fin... yo tomaría otro bando y no nos<br />

volveríamos a ver.<br />

— ¿Y quien sería el audaz que nos separe? Dijo inocentemente Valencia.<br />

— ¿Quién sería? No puedo decíroslo, no te importa saberlo; te basta<br />

saber que efectivamente lo harían.<br />

La niña iluminada exclamó. ¿A qué vienen tantos subterfugios? Bas-<br />

202

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!