ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cuestión irlandesa en la política internacional de Felipe II
Santiago de Compostela. Allí estudió, allí decidió ser sacerdote para volver a su patria y
ayudar a los católicos perseguidos, allí fue ordenado sacerdote por un obispo irlandés, tío
suyo, y en la ceremonia ayudó el arzobispo de Santiago. Se le ordenó a título de que
entrara en la Compañía de Jesús, aunque desde el mismo momento de la ceremonia le
entregaron 100 ducados de renta al año. Pese a sus deseos de volver a Irlanda, se habla
identificado con el sentir gallego.
En 1588 pasó de Santiago a Valladolid para intentar ser jesuita, pero precisamente
en esa ciudad encontró 24 jóvenes irlandeses que vivían de limosna repartidos por las
casas de gente generosa. White comprendió que debía aglutinar a todos esos jóvenes para
orientarlos en su misma vocación. Así recogió todas las limosnas que pudo: del doctor
Aguilar dos maravedís por cada joven, del colegio de Santa Cruz 24 cuartales de pan,
limosna que se trasladó luego al colegio de los irlandeses en Salamanca; de Alvaro de
Quiñones otra buena limosna. Pero no era suficiente para mantener a los 24 jóvenes, por
lo que decidió encaminarse hacia Madrid para obtener de Felipe II mas ayuda. White
presentó el típico memorial, que se perdió en el tiempo de la buracracia aconstumbrada en
esos años. Como no obtenía respuesta, decidió juntar a todos los jóvenes y conducirlos
hasta El Escorial. Antes de hacer ninguna gestión se presentó ante el capellán mayor y
limosnero de la corte, don García de Loalsa, quien le dió buenas palabras pero pocas
esperanzas. White decidió entoces hacerse el encontradizo con el rey, por lo que se
encaminó hacia El Pardo. Allí mismo, al bajar el rey de su cano, todos los irlandeses se
pusieron de rodillas y White le suplicó la limosna necesaria. El rey les dijo que se
estudiaría su caso. Después se dirigieron de nuevo a Valladolid. Allí, entre don García de
Loalsa y White, se decidó que la Compañía de Jesús se hicera cargo de todos ellos. El rey
aceptó la propuesta. Así, pues, Felipe II pidió al provincial que asumiera esa carga. Pero
los jesuitas pusieron la condición de que no se quedaran en Valladolid sino en Salamanca.
Felipe II aceptó y entregó como pensión 500 ducados anuales. En 1592 ingresaron en la
Compañía White y gran parte de esos 24 jóvenes. El general Aquaviva dispuso que el
pp. 16-21. HUARTE, E. A.: “Petitíons of lrish Students in the University os Salamanca (1574-159fl”, en
Arcitivium 1-libernicum 4(1915) pp. 96-130.
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