ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cue&twn irlandesa en la política internacional de Felipe II
1582 murieron cuando menos 30.000 hombres, mujeres y niños, principalmente de
inanición. Pero precisamente este hecho fue el más favorable para la consecución de la tan
desea colonización inglesa. Los ingleses gozaron de una gran extensión de tierras que
había quedado desierta.
Como los rebeldes no tenían artillería, no podían controlar los castillos, de ahí que
los “salvajes” emplearan como método la guerrilla, algo que no gustaba a los españoles.
Se refugiaban en los bosques y atacaban en los puestos más abiertos. Tanto las fuerzas de
ocupación ingleses como “civiles” irlandeses utilizaron la devastación como sistema.
Pero los mismos “salvajes” también eran crueles. En cieno modo los únicos que daban
un tono más equilibrado eran los españoles. Pero recibieron fuertes castigos por ambos
lados. Aprendieron enseguida que las guerras intestinas eran inmisericordes. Los
supervivientes de la Gran Armada fueron traicionados, saqueados, y muchos fueron
muertos vilmente, no ya sólo por los ingleses, sino por los propios irlandeses. Hubo
“salvajes luterenos” y “salvajes católicos” que fueron despiadados. No obstante,
se dieron algunas excepciones, más por parte de los propios irlandeses que venían
embarcados.
El gobierno inglés en la isla utlizó todo tipo de métodos para acabar con los
rebeldes. Ciertamente tuvieron buenos militares, Sidney, Burgh, Fitzwillian -pese a su
crueldad-. El mejor fue Mountjoy, que ganó a las fuerzas hispano-irlandesas en Kinsale.
La colaboración de irlandeses “civiles” como Ormond, fue decisiva para al consecución
de la victoria. Hemos de convenir que se obtuvo el éxito porque los ingleses tenían
mejores armas. Contaban con artillería y mosquetes, precisamente lo que los rebeldes más
solicitaron a España. La caballería de los “salvajes” no usaba sillas, así que poco tenían
que hacer contra la imponente caballería inglesa. La infantería estaba desorganizada, pese
a que hubo muchas ayudas de españoles, ya enviadas para ese propósito, ya por
casualidad, como cuando tubieron de quedarse en la isla tras los naufragios de la Gran
Armada.
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