ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cuestión irlandesa en la política internacional de Felipe II
capitán general de la armada pontificia. Como Alejandro Farnesio se ocuparía de la e-
invasión, el nuevo gobernador para los estados de Flandes sería el cardenal Alberto o el
duque Guillermo de Baviera.
Una vez que Pandes estuviera tranquilo, con una armada de unos 253300 hombres
y 2.000 jinetes se desembarcarían las unidades al mismo tiempo en las costas de Irlanda y
de Inglaterra. En Irlanda entrarían unos 6.000 hombres y 300 jinetes, que irían
acompañados por eclesiásticos. Intentarían tomar Dublín lo más rápidamente posible. Los
confederados rebeldes ayudarían, toda vez que entendieran que era a nombre del papa.
Porla parte norte intentarían después entrar en Inglaterra con unos primeros efectivos de
3.000 infantes y 200 jinetes. Se tomaría Liverpool o Lancaster para facilitar la entrada del
resto de la armada. Unos 3.000 infantes quedarían en Dublin ayudados por los irlandeses
paraexpulsar a todos los ingleses de la isla.
Las primeras fuerzas de choque contra Inglaterra -3.000 hombres con 200 caballos-
,mtentarian tomar Liverpool o Lancaster, por ser puertos pequeños y seguros, capaces de
albergar gran armada. De allí se debería acudir a Thefelt (Telford), lugar donde estaba la
reina de Escocia, a 40 o 50 millas. No habría dificultad, pues en el camino no había ni
ríos ni fortalezas. Una vez liberada la reina se debía ir cuanto antes a Londres, para desde
allí hacerse con todo el reino.
Parte de la armada, procedente de Lisboa, debería ir hacia Irlanda, exactamente al
puerto de Portcrester, cerca de la isla de Wight y a la Torre de Calstot, en la provincia de
Southampton, donde la reina de Inglaterra tenía buena parte de su armada. El resto del
ejército que vendría de Lisboa se dirigiría al puerto de Shouthampton para acabar con la
armada inglesa. Los 12.000 infantes y 1.500 jinetes de Parma entradan por el Támesis y
se dirigirían hacia el norte a toda vela. En pocos meses restaurada la religión católica, se
intentaría tomar viva o muerta a Isabel 1 y se liberarla a María de Escocia. A continuación
se pondría un rey católico que respetara los antiguos derechos de la Iglesia.
Un envíado especial pediría a Felipe II que preparan la empresa con gran secreto.
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