ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cuestión irlandesa en la política internacional de Felipe II
ante el nuncio, pero con eso no consiguió nada, pues el mismo nuncio se sentía impotente
ante la nueva situación. De todos modos, una cosa queda bien clara: Felipe II reconoció
en 1576 que ya tenía suficentes pruebas jurídico-teológicas para hacer la empresa, pues de
hecho ordenó que se hiciera. De ahí que se emplearan los mismos argumentos para la
empresa de la Gran Armada 30.
La bula de Pío V estaba provocando un sinfín de dificultades que impedían la labor
pastoral de los sacerdotes. Diez años más tarde de su expedición, la curia romana
consideró que aquélla sólo tendría validez en especiales circunstancias, la cuales ya no
existían. Edmund Campion (1540-1581) y Robert Persons, jesuitas, fueron enviados por
el papa en 1580 a Inglaterra, pero para que pudieran actuar más libremente, Gregorio XIII
les concedió entre otras facultades, la posibilidad de no caer en excomunión obedeciendo
a Isabel 1 mientras durase el presente estado de cosas y a la espera de la ejecución pública
de la bula. Así se hizo famoso el “reinas sic stantibus” por el que la excomunión caía
sobre Isabel 1 y sus seguidores, pero no afectaba a los católicos que en esas circunstancias
debían vivir31.
Al tiempo de su ordenación sacerdotal, Persons ya estaba metido en los asuntos
ingleses, y cuando Allen persuadió en 1580 al general de los jesuitas Everardo
Mercuriano que mandase algunos jesuitas a Inglaterra, fue elegido superior del grupo, que
incluía a Edmund Campion y Ralph Emerson. Porque tuvieron cierto éxito en la misión,
Isabel 1 prohibió sus activades. En junio de 1582 Persons huyó de Inglaterra,
comenzando así su carrera política. Viajó a Lisboa y a Roma para entrevistarse con Felipe
II y Gregorio XIII. Aunque tanto el rey como el papa secudaron sus planes de invasión de
30 ASV. Nunziatura di Spagna, 9, 410, Ormaneto a Como, Madrid, 12 abril 1576
31 “Petatur a S. D. N. explicatio [sentcntiae] declaratoriae per Pium y contra Elizabetham et ei
adherentes, quam catholici cupiunt intelligi hoc modo: ut obliget semper illam el haereticos, catholicos
vero nullo modo obliget rebus sic stantibus, sed tum demum, quando publica eiusdem builae executio tieri
poterit”. Veáse CARRAFIELLO, M. L.: “Rebus sic Stantibus and English Catholicism, 1606-1610”, en
RecusantHistory (1994) Pp. 2940. Hace un crítica al clásico MEYER, A. O.: Englaná and Me Catho tic
Church under Quenn Elizabeth, siguiendio la versión de New York, 1967, pues dice: “Indeed, the 1580
rebus sic stantibus decree set the tone of relations between English Protestans and Catholics well into te
seventeenth centiiry”, mientras que Meyer sostiene que “no booty carne more welcome”.
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