ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cuestión irlandesa en la política internacional de Felipe 1!
agosto, fecha dcl memorial de Sega y el de diciembre, fecha de las primeras órdenes de
Felipe II, pudo recibir el rey alguna presión por parte de la Santa Sede para realizar la
empresa? Una cosa está bien clara. Sixto V envió a Felipe II cuatro meses depués de su
elección, es decir, en septiembre de 1585, una carta en la que comunicaba que había
“privado” al principe de Navarra y a Condé. Era una clara manifestación de que el papa
era partidario de atajar la herejía y restaurar el reino de Francia, pero no hacia referencia a
la lucha contra Inglaterra 43.
Por otra parte, Sixto V al comenzar su pontificado se sirvió del diplomático Luis
Dovara para negociar con el rey una de las dos empresas militares posibles más deseadas
por el papa. Una era la de Inglaterra; la otra la de Argel, bajo la subvención del gran
duque de Toscana. Sin embargo es cierto que por una carta de Olivares del 15 de
noviembre el rey sabía “cuán puesto está [el papa] en la empresa de inglaterra”.
Felipe U estaba persuadido que esta elección era la mejor para la Cristiandad, pero si lo
planteaba él [Felipe II], todo indicaría que le movían interereses paniculares. Así, pues,
propuso al conde de Olivares que consiguiera del papa que se decidiera por la empresa de
Inglaterra, pero a través de William Allen, de suerte que -decía el rey- “el papa me
persuada esta empresa y ayude a ella”. Por otra parte, Olivares debía dejar bien
claro que aparte la religión, Inglaterra estabafomentando la herejía en Francia y Alemama.
El rey presentaba como candidato, -no olvidemos la fecha de esta carta: 2 de enero
1586-, para la ejecución de la empresa a Farnesio, y como ya vaticinaba la muerte de
María Estuardo, pensaba que el papa debía “privar” a Jacobo VI, para que no tuvieran un
posible “hereje” los reinos de Escocia, Irlanda e Inglaterra. Por este motivo, después de
María Estuardo la reina de eso tres estados sería la infanta Isabel Clara Eugenia casándose
con algunos de los sobrinos del rey, pero el triple reino no se unirla a la corona de la
Hicieron falta argumentos de mayor peso para que el rey decidiera la invasión que el mero hecho de
aumentar sus dominios. Es vadad que Felipe II se dejaría convencer teológicamente -restaurar el
catolicismo-, como bien hizo notar Sega, pero en modo alguno se sentía un rey absolutamente mesiánico
-su deseo de ganar para su familia la corona inglesa-. Sólo cuando obtuvo razonables argumentos por parta
de la Santa Sede decidió laempresa de Inglatena. Además, en 1571 era Alba más partidario de la invasión
que el propio rey. Finalmente contradice su presumible providencialismo su continua voluntad de sacar el
mayor dinero posible de las arcas del papa. De todos modos, es un tema intesante y abieto.
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