ABRIR CAPÍTULO IV. - Universidad Complutense

La cuestión irlandesa en la política internacional de Felipe II
entre Inglaterra y las Siete Provincias. Todos estos podrían pedir al Turco que atacara los
terrenos de la Monarquía hispánica en Italia con la ayuda de los mismos franceses,
quienes impedirían que los españoles pusieran un pie en Inglaterra. Así, pues, se podía
esperar un ataque por España, Borgoña o Italia, o incluso acudirían a Inglaterra a ayudar a
Isabel 1. A esto se debía añadir la poca ayuda que podrían ofrecer los católicos ingleses.
Pero la mayor dificultad estaba en determinar bajo qué nombre se haría le empresa. Sega
propuso que fuera bajo el nombre de María Estuardo, bajo el pretexto de la restauración
de la religión católica.
Para Sega las soluciones eran fáciles. En primer lugar, se trataba de presentar al
Consejo de Estado de Felipe II la empresa como causa de Dios y por el gran deseo del
papa. Si Felipe II conseguía la empresa de Inglaterra, las provincias de Holanda y Zelanda
volverían a la antigua obediencia, con la pacificación de Flandes y el consiguiente
aumento del comercio entre Vizcaya, Asturias, Galicia, Portugal y Andalucía, dejando
además la ruta del océano cada vez mas libre.
Para que Felipe II mostrara interés se dejaría claro que para la más grande
monarquía de la Cristiandad era fundamental mantener la reputación, honor y gloria que le
correspondía. Si el marqués de Santa Cruz mantenía 40 naves en las costas de Vizcaya se
podría fácilmente conseguir. Por otra parte, Isabel 1 había expulsado de Inglaterra a don
Bernardino de Mendaza, embajador español, sin justificarsuficientemente dicho atropello.
Se sabia, además, que la reina fomentaba las ayudas a los rebeldes en los Paises Bajos, a
don Antonio, a la desobediencia de las Azores, a los corsarios y piratas.
Para la consecución del éxito se podría esperar la ayuda del rey de Polonia -Esteban
Bathory- a petición del papa, pues se necesitaría un puerto para abastacer a la armada: éste
seda Danzing. Por otra parte, la alianza de la liga hanseática seria muy favorable, pues no
se sentían bien pagados por Isabel 1. En definitiva, preferían estar bajo protección del rey
católico. Antes de entrar en acción se debía defender a los católicos perseguidos a causa.
de la fe, enviando libros que dejaran claro el primado del papa, sirviéndose de los ingleses
que estaban en los colegios ingleses de Reims y Roma
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