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eservada también a Crillon.<br />

Peñafiel permaneció bastante tiempo en la isla, hasta el 11 <strong>de</strong><br />

enero <strong>de</strong> 1783 y estaba alojado en la casa <strong>de</strong>l entonces hombre más<br />

po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> Mahón, Juan Olivar, que vivía en la calle <strong>de</strong>l Arrabal, en<br />

lo que ahora es el cine Victoria.<br />

<strong>El</strong> marques <strong>de</strong> Peñafiel estaba casado con María Josefa <strong>de</strong> la<br />

Soledad Alonso Pimentel, con<strong>de</strong>sa-duquesa <strong>de</strong> Benavente, quien vino<br />

a Mahón a reunirse con su esposo en un buque <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Malta<br />

al poco tiempo, partiendo <strong>de</strong> Barcelona el 22 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1782 según<br />

noticia <strong>de</strong>l capitán General Con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Asalto.<br />

En general, las biografías han tratado bien a Peñafiel y su esposa,<br />

al marqués se le consi<strong>de</strong>ra un ilustrado fomentador <strong>de</strong> las ciencias<br />

y <strong>de</strong> la industria como presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Sociedad Matritense <strong>de</strong><br />

Amigos <strong>de</strong>l País y a la con<strong>de</strong>sa duquesa <strong>de</strong> Benavente-Osuna siempre<br />

se la ha <strong>de</strong>scrito como una intelectual <strong>de</strong>l momento, protectora<br />

<strong>de</strong> artistas y literatos (como Goya o Cadalso) que frecuentaban sus<br />

salones. Recuerdo las lecciones <strong>de</strong> una profesora <strong>de</strong> la facultad, discípula<br />

<strong>de</strong> Lafuente Ferrari, el máximo especialista en Goya, que nos<br />

contaba la rivalidad entre las duquesas <strong>de</strong> Osuna y <strong>de</strong> Alba. La primera,<br />

la intelectual, la sutil, la elevada; la segunda la pasional, la<br />

aventurera, la <strong>de</strong>sbordada.<br />

A uno se le queda precisamente esa imagen <strong>de</strong> cada cual, mirando<br />

sus retratos. Para muestra vale un botón, con el que reproducimos<br />

en este artículo, que nos presenta la efigie intimista y recatada<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong> Osuna con un libro en la mano y ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> su <strong>de</strong>liciosa<br />

familia.<br />

Pero luego está el lado oscuro <strong>de</strong> los personajes históricos, que<br />

<strong>de</strong>muestra que sus personalida<strong>de</strong>s no son tan diáfanas como nos<br />

quieren hacer ver sus panegiristas. En primer lugar, ya hemos visto a<br />

Peñafiel intrigante y retorcido, muy lejos <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alista ilustrado,<br />

("lindo mueble" lo llamó Jovellanos en sus memorias). Después,<br />

conocemos sus andanzas y las <strong>de</strong> su mujer en un Mahón probablemente<br />

aburrido y provinciano para dos personajes <strong>de</strong> Corte, pero en<br />

el que encontraron su apaño, si <strong>de</strong>bemos creer a esa especie <strong>de</strong> crónica<br />

<strong>de</strong> patio <strong>de</strong> porteras, que son las memorias <strong>de</strong>l barón <strong>de</strong> las<br />

Arenas, nieto <strong>de</strong>l anfitrión <strong>de</strong>l marqués, en las que cuenta como<br />

Peñafiel tenía una amante, una tal señora Arrau, que vivía en la calle<br />

<strong>de</strong>l Cos <strong>de</strong> Gracia y la con<strong>de</strong>sa se entendía con un capitán <strong>de</strong>l regimiento<br />

<strong>de</strong> su marido, llamado Manuel <strong>de</strong> la Peña, que luego llegó a<br />

General durante la Guerra <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y con el que, entre<br />

otras cosas, se entretenía haciendo carreras <strong>de</strong> pulgas en el balcón<br />

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