09.05.2013 Views

El faro de Alejandria.qxd - Telefonica.net

El faro de Alejandria.qxd - Telefonica.net

El faro de Alejandria.qxd - Telefonica.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ta creyó haber encontrado la Belleza la Verdad y la Justicia al otro<br />

lado <strong>de</strong>l velo y con ellas la placi<strong>de</strong>z reparadora <strong>de</strong>l hallazgo por largo<br />

tiempo ensoñado.<br />

Des<strong>de</strong> el día <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scubrimiento, Paracelso atravesaba repetidamente<br />

el ecuador <strong>de</strong> la zarza. Atrás quedaba la Razón con sus relaciones<br />

lógicas <strong>de</strong> causa efecto; sus hipótesis y <strong>de</strong>ducciones. Durante<br />

algún tiempo el gustador <strong>de</strong> belleza contemplaba la flor sin atreverse<br />

a tocarla. Trataba, temeroso, <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rla a distancia. Pronto,<br />

sin embargo, diose cuenta que el abismo <strong>de</strong>svela su secreto sólo a<br />

los que se arrojan a él. Al fin, su avi<strong>de</strong>z alquímica pudo más que sus<br />

temores y <strong>de</strong>cidió pe<strong>net</strong>rar en el insondable ámbito. Allí, tras percibir<br />

el primer y envolvente vértigo, <strong>de</strong>scubrió que el enigma, lejos <strong>de</strong><br />

resolverse, mostraba la inmensidad arborescente <strong>de</strong> sus paradojas;<br />

la laberíntica complejidad <strong>de</strong> sus pétalos, sólo mitigada por la voluptuosa<br />

embriaguez <strong>de</strong>l esbelto cáliz. Tampoco el lacerante dolor que<br />

producían sus espinas, <strong>de</strong>scifraba el ambiguo y délfico lenguaje, sino<br />

que <strong>de</strong>scubría nuevas y vertiginosas simas.<br />

En esta extraña situación, inquietante mixtura <strong>de</strong> excelsa quietud<br />

y eufórico <strong>de</strong>sasosiego, Paracelso volvía una y otra vez al Páramo,<br />

hasta que su creciente ansiedad le anuló el entendimiento y la espesa<br />

niebla, que a veces se enseñoreaba <strong>de</strong> la vasta planicie, se adueñó<br />

también <strong>de</strong> su mente, convirtiéndole en apéndice articulado <strong>de</strong> la<br />

Rosa. Fue entonces, ya al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Tercer Abismo, cuando reaccionó<br />

su instinto <strong>de</strong> conservación y, poco a poco, resignándose a su condición<br />

<strong>de</strong> simple mortal, abandonó la morada <strong>de</strong> los dioses.<br />

Paracelso no volvió más al Páramo y ensimismado <strong>de</strong> nuevo entre los<br />

matraces <strong>de</strong> su oscuro laboratorio, le encontró aquel ingenuo aspirante<br />

a discípulo, que para conseguir <strong>de</strong>l sabio la dirección <strong>de</strong>l<br />

Camino, invocó el Nombre <strong>de</strong> la Rosa.<br />

Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus.<br />

331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!