lecciones de introducción al derecho civil - Repositorio Digital UPCT ...
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LECCIONES DE INTRODUCCIÓN AL DERECHO CIVIL<br />
Las obligaciones que nacen <strong>de</strong>l contrato pue<strong>de</strong>n recaer sobre toda clase <strong>de</strong><br />
prestaciones, ya se trate <strong>de</strong> bienes o servicios, siempre que reúnan los requisitos que ya<br />
se vieron en la lección anterior: <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> prestaciones posibles (aunque, en<br />
gener<strong>al</strong>, se admite que pueda tratarse <strong>de</strong> cosas futuras, siempre que puedan llegar a<br />
existir), lícitas, y <strong>de</strong>terminadas o <strong>de</strong>terminables con arreglo a criterios objetivos y sin<br />
necesidad <strong>de</strong> que medie un nuevo acuerdo entre las partes.<br />
2.3. Causa.<br />
Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir la causa <strong>de</strong>l contrato como el fin esenci<strong>al</strong>, común a ambas<br />
partes, por el cu<strong>al</strong> éstas celebran un <strong>de</strong>terminado contrato, y que justifica la tutela que el<br />
or<strong>de</strong>namiento otorga a dicho contrato: así, por ejemplo, en los contratos onerosos la<br />
causa está en el intercambio <strong>de</strong> prestaciones, mientras que en los contratos gratuitos la<br />
causa está en el ánimo <strong>de</strong> liber<strong>al</strong>idad <strong>de</strong> quien re<strong>al</strong>iza una atribución patrimoni<strong>al</strong> a favor<br />
<strong>de</strong> otro. Distintos <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong>l contrato (que es necesariamente común a ambas<br />
partes) son los motivos individu<strong>al</strong>es que hayan podido llevar a cada una <strong>de</strong> ellas a<br />
celebrar aquél; motivos que, en principio, son irrelevantes para el Derecho.<br />
Para que el contrato sea válido, la causa <strong>de</strong>be ser existente, lícita y verda<strong>de</strong>ra.<br />
Aunque no se haya expresado en él, se presume que el contrato tiene una causa, y que<br />
ésta es lícita, mientras no se pruebe lo contrario. En cuanto <strong>al</strong> requisito relativo a que la<br />
causa sea verda<strong>de</strong>ra, hay que señ<strong>al</strong>ar que los supuestos <strong>de</strong> f<strong>al</strong>sedad <strong>de</strong> la causa<br />
contractu<strong>al</strong> dan lugar a la figura conocida como “simulación”. La simulación se da<br />
cuando las partes, con la fin<strong>al</strong>idad <strong>de</strong> engañar a terceros, manifiestan exteriormente<br />
celebrar un <strong>de</strong>terminado contrato, sin que t<strong>al</strong> <strong>de</strong>claración se corresponda con su<br />
verda<strong>de</strong>ra voluntad. La simulación pue<strong>de</strong> ser absoluta (cuando el contrato simulado no<br />
encubre ningún otro contrato), o relativa (cuando el contrato simulado encubre un<br />
contrato distinto, <strong>al</strong> que se <strong>de</strong>nomina “contrato disimulado”). El contrato simulado, que<br />
es pura apariencia, es nulo por f<strong>al</strong>ta <strong>de</strong> causa; pero, en cambio, el contrato disimulado<br />
será válido cuando se pruebe que reúne los requisitos necesarios para su v<strong>al</strong>i<strong>de</strong>z.<br />
La necesidad <strong>de</strong> que exista una causa que justifique la eficacia que el<br />
or<strong>de</strong>namiento reconoce <strong>al</strong> contrato se aplica a cu<strong>al</strong>quier atribución o <strong>de</strong>splazamiento<br />
patrimoni<strong>al</strong>. De ahí la vigencia en nuestro sistema <strong>de</strong> la “doctrina <strong>de</strong>l enriquecimiento<br />
injusto o sin causa”. Se trata <strong>de</strong> un principio gener<strong>al</strong> <strong>de</strong>l Derecho, no formulado<br />
expresamente por el CC, pero que se induce a partir <strong>de</strong> la observación <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>namiento<br />
en su conjunto, y según el cu<strong>al</strong> el que obtiene un enriquecimiento a costa <strong>de</strong> otro, sin<br />
que ello esté justificado por la existencia <strong>de</strong> una causa que el or<strong>de</strong>namiento consi<strong>de</strong>re<br />
suficiente (un contrato entre las partes, la necesidad <strong>de</strong> reparar el daño causado por una<br />
a la otra, etc.), está obligado a reparar el consiguiente <strong>de</strong>sequilibrio patrimoni<strong>al</strong><br />
mediante el reembolso <strong>de</strong> una cantidad cuyo límite máximo vendrá <strong>de</strong>terminado por el<br />
enriquecimiento <strong>de</strong> una parte y el empobrecimiento <strong>de</strong> la otra (es <strong>de</strong>cir, consistirá en la<br />
entrega <strong>de</strong> la menor <strong>de</strong> las dos cifras). Este principio tiene un carácter subsidiario, por lo<br />
que no pue<strong>de</strong> ser aplicado cuando existan normas específicas que sean aplicables <strong>al</strong><br />
supuesto en cuestión.<br />
2.4. Forma.<br />
La forma contractu<strong>al</strong> es el medio a través <strong>de</strong>l cu<strong>al</strong> se exterioriza el<br />
consentimiento <strong>de</strong> las partes: a través <strong>de</strong> actos o hechos concluyentes, que revelan <strong>de</strong><br />
forma inequívoca la voluntad <strong>de</strong> contratar, <strong>de</strong> forma or<strong>al</strong>, por escrito (ya sea en virtud<br />
<strong>de</strong> documento privado o <strong>de</strong> documento público –escritura notari<strong>al</strong>, especi<strong>al</strong>mente-), a<br />
través <strong>de</strong> medios telemáticos, etc.<br />
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