You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
primer orden siempre aludimos a la intervención que remite a<br />
las relaciones entre los integrantes y entre los subsistemas. Desde<br />
esta postura, se pone el énfasis en cómo estas pautas de relación<br />
organizan y estructuran la vida de una familia. Se trata de<br />
relaciones que estructuran a los sujetos. Para nuestros fines, nos<br />
interesa analizar cómo se establecen estas relaciones dentro del<br />
ámbito de la familia y las huellas que dejan en la construcción de<br />
la subjetividad femenina y masculina, y por supuesto la forma<br />
como se pueden reestructurar estas relaciones durante el proceso<br />
terapéutico.<br />
2) La familia siempre es una construcción histórico-social, es decir,<br />
se va configurando a lo largo del tiempo de distintas maneras. En<br />
este proceso de construcción, el discurso histórico ha implicado<br />
relaciones de dominación y subordinación tanto en la familia como<br />
en cada una de las personas que la conforman, debido a que los<br />
discursos sociales totalizantes invariablemente signan la construcción<br />
de esa historia familiar o personal. Se trata, de cómo el discurso<br />
histórico construye a los sujetos, tal es el objetivo de la terapia<br />
de segundo orden. Desde esta perspectiva estamos interesados<br />
en analizar cómo estos discursos totalizantes (dominantes) construyen<br />
la subjetividad y la inscripción genérica de los sujetos.<br />
Ambas características se entrecruzan con otras tantas particularidades<br />
como la raza, la religión, la clase social, etcétera, y van entretejiendo<br />
la constitución familiar. La familia jamás podrá estudiarse como<br />
forma pura, sino entrecruzada con todos estos aspectos determinantes<br />
de la subjetividad humana.<br />
Siendo congruentes con este planteamiento, debemos considerar<br />
las posibilidades que ofrecen las estrategias de las terapias de<br />
primer orden y las posturas de las de segundo orden, atendiendo la<br />
validez de cada una, pero ante todo, escuchando las necesidades y<br />
características de la familia, así como su comprensión de la realidad<br />
familiar y el propio estilo del terapeuta, lo cual coincide con el cambio<br />
teórico y filosófico de la posmodernidad.<br />
Así, partimos de una visión incluyente que acepta la utilidad de<br />
distintas perspectivas teóricas en el proceso terapéutico, ya que, como<br />
126