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observó que el equipo buscó directivamente que participara más y a<br />
la vez intentaron deconstruir su rol tan devaluado. En este caso, antes<br />
de realizar su intervención, el equipo cuidaba mucho el aspecto<br />
emotivo de la madre, ofreciéndole un espacio donde ella pudiera expresar<br />
sus sentimientos −como enojo, resentimiento, frustración, inconformidad−<br />
hacia su esposo. Ella se mostraba francamente molesta<br />
contra él, por distintas razones: porque él decidió tener al último<br />
hijo, quien nació con labio leporino; porque no pudo ir al sepelio de<br />
su padre, debido a que él se mostró indiferente al respecto; porque<br />
no la apoyaba en la tutoría y crianza de los hijos; etcétera. A partir<br />
de su relación marital conflictiva, la madre se apoyaba<br />
emocionalmente en el mayor de sus hijos, por lo que el equipo<br />
categorizó esta relación como una triada rígida. Para resolver este<br />
problema de triangulación, el equipo los cuestionó paulatinamente<br />
sobre la figura devaluada y la participación censurada del padre en<br />
la familia, con lo cual logró promover una mayor interacción y afecto<br />
tanto entre él y sus hijos, como entre él y su esposa.<br />
Por su parte, el equipo terapéutico del CIJ Tampico utilizó otra<br />
estrategia. El padre de la familia Ruiz ocupaba un papel secundario<br />
en el subsistema parental, aunque apoyaba a la madre. En lugar de<br />
incitar una mayor participación del padre, el equipo exploró los discursos<br />
y las creencias de cada miembro de la familia en la situación<br />
actual, lo cual ayudó a que se dieran cuenta de la necesidad de que<br />
los hijos varones aprendieran a asumir sus responsabilidades. Se<br />
trabajaron temas como: madurez y responsabilidad de los hijos; las<br />
diferencias existentes entre la educación de los hijos varones y la de<br />
la hija; la sobreprotección de los padres; y la necesidad de diferenciar<br />
la familia nuclear del usuario y su esposa. Al mismo tiempo, se<br />
discutió de qué manera cada uno de ellos podía contribuir a que el<br />
PI que asumiera una mayor responsabilidad. Como se señaló en la<br />
sección anterior, el equipo logró cuestionar la sobreprotección de<br />
los padres de manera paulatina e indirecta recuperando las voces<br />
de las dos mujeres marginadas en la familia, la hermana mayor y la<br />
esposa del PI.<br />
El equipo terapéutico del CIJ Guadalajara tampoco intentó estimular<br />
la participación del padre en la organización familiar. El padre<br />
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