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das a resignificar los discursos de los consultantes, donde el terapeuta<br />
coconstruye junto con la familia una realidad diferente. Es decir,<br />
este modelo demanda que los terapeutas integren diferentes perspectivas<br />
terapéuticas en la práctica clínica.<br />
En el inicio de trabajo con las familias el ET se enfoca al establecimiento<br />
de un contrato terapéutico y explicitación del encuadre<br />
−entendiendo éste como la estructura terapéutica que genera el contexto<br />
necesario para la eficacia terapéutica−. El encuadre se expresa a<br />
través de reglas respecto al tiempo, duración y frecuencia de las sesiones,<br />
así como el rol de los integrantes del futuro sistema terapéutico.<br />
Los acuerdos que se plantean en él, incluyen también las normas<br />
institucionales a las que todos deben ceñirse. En CIJ, una de las<br />
reglas planteadas en el encuadre terapéutico es que el tratamiento se<br />
interrumpirá si los usuarios asisten a terapia drogados o venden droga<br />
en la institución. Esta regla, que parece rígida y coloca temporalmente<br />
al terapeuta como agente de control social, está planteada atendiendo<br />
al objetivo principal de la institución y de la propia demanda<br />
de los consultantes, que es el abandono del uso de drogas. Los usuarios<br />
de los servicios terapéuticos de CIJ provienen de contextos familiares<br />
donde existe poca claridad de las reglas y límites en que deben<br />
actuar los hijos, así que el establecimiento de normas y su estricto<br />
cumplimiento permite al sistema terapéutico la generación de estructura<br />
acorde al objetivo que el nuevo sistema terapéutico persigue y<br />
enseña a la familia la importancia del establecimiento de reglas. Por<br />
el contrario, la flexibilidad en este aspecto reproduce el ambiente familiar<br />
caótico y genera dificultades para encarar un problema de la<br />
envergadura de las adicciones y la violencia.<br />
Desde la perspectiva del modelos de TFM el terapeuta, en primer<br />
término, elabora un diagnóstico de la familia, tomando en cuenta<br />
el estadio del desarrollo en que se encuentra la familia (ciclo vital<br />
familiar); los patrones relacionales que prevalecen en la familia; pautas<br />
comunicaciones, verbales y no verbales de sus miembros; el discurso<br />
de la demanda de atención; sus creencias de género; si existe<br />
violencia intrafamiliar y cuál es el patrón de consumo de drogas. Con<br />
estos elementos los coterapeutas establecen hipótesis que articulen<br />
las relaciones que existen entre el consumo de drogas, la violencia, el<br />
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