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individuo con sus recursos, dificultades, motivaciones particulares<br />
e historia, como la familia con sus patrones de interacción,<br />
creencias, valores, etcétera. Ambos inscritos y constituyentes de<br />
una realidad más amplia como la cultura.<br />
Así, debemos pensar las adicciones como un fenómeno complejo.<br />
Para entenderlo hay que atender múltiples variables que se<br />
entremezclan y generan emergencias.<br />
Debemos incluir una mirada compleja para entender un fenómeno<br />
complejo. Generar un conocimiento integrador, contextualizado,<br />
sistémico, capaz de entender el problema amplio y contradictorio que<br />
plantean las adicciones. Una comprensión que no se limite a sumar<br />
enfoques y técnicas; que no se conforme con la explicación causal; que<br />
tolere la ansiedad de la contradicción y la incertidumbre y no intente<br />
utilizar la disyunción como operación única en el proceso de conocer.<br />
El paradigma de la complejidad trae consigo también una<br />
visión autoreferencial pues si asumimos que objeto y sujeto son<br />
inseparables, tendremos que reflexionar sobre nuestros propios<br />
supuestos e implicaciones; examinar nuestra metodología y procedimientos,<br />
estar preparados para identificar los factores que llevan<br />
a la parcialidad, a los prejuicios y al autoengaño. Al mismo tiempo<br />
debemos renunciar a la fantasía de la completitud, de alcanzar a<br />
través de una mirada compleja el conocimiento acabado y perfecto.<br />
Nuestra única intención será abrir la posibilidad de un conocimiento<br />
más rico y menos cierto, donde se incluya la razón y la emoción,<br />
el orden y el caos.<br />
GÉNERO Y SUBJETIVIDAD<br />
Aunque el término género y su diferencia con el de sexo, fue integrado<br />
en los años cincuenta (Money, 1955), el debate entre la posición<br />
biologicista y culturalista estaban ya en escena desde los años treinta.<br />
Las conductas sexuales son asignadas y aprendidas en sociedad,<br />
y al paso del tiempo se transforman en identidades psicológicas.<br />
Así entonces, surgió una nueva pregunta: Si los papeles sexuales<br />
son construcciones culturales, ¿por qué las mujeres están excluidas de<br />
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