GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

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GUERRA DOMESTICA invasión que podía producirse de la parte del sud argentino. El río Desaguadero había sido la línea divisoria entre los virreinatos de Lima v Buenos Aires, pero después de la revolución de las provincias del río de La Plata en 1810, las altoperuanas fueron indebidamente ocupadas por el virrey peruano y el general Olañeta las gobernaba en su carácter de jefe del ejército de vanguardia, teniendo su cuartel general situado en la ciudad de Oruro, plaza fuerte y céntrica, donde se había construido un buen reducto, provisto de armas, municiones, equipos y demás pertrechos de guerra. Olañeta, como hemos visto, buscaba un pretexto para romper lanzas con el virrey La Serna, no podía transigir con las ideas liberales de éste, todo su anhelo se citraba en llegar al gobierno del Perú, por que consideraba nulo el de La Serna al que miraba como a usurpador del poder y enemigo del altar y del trono; de manera que instigado constantemente por el grupo que lo rodeaba resolvió independizarse y repentinamente sin dar conocimiento a su general en jefe, y sin consentimiento del virrey, que se hallaba en el Cuzco, reunió la mayor parte de sus tropas, y dejando tina parte del territorio descubierto, retiró la guarnición del fuerte de Oruro, extrajo de él las armas y municiones allí existentes y con el fútil pretexto de marchar a defender las fronteras de Chichas y Tarija, que nadie amenazaba, emprendió marcha y solo desde Challapata dió cuenta al virrey de su movimiento sobre Potosí el 27 de diciembre de 1823. El 4 de enero de 1824 ingresó Olañeta con su división en la villa imperial de Potosí, de cuya provincia era jefe político y militar el mariscal de campo don José Santos La Hera. Este fué prestigioso entre los prestigiosos jefes del ejército del alto Perú. Allí ganó sus grados militares e hizo, casi toda su carrera combatiendo a los guerrilleros de las provincias del suda Cuando el intrépido patriota coronel Manuel Ascencio Padilla tenía constantemente en jaque la ciudad de Chuquisaca. La Hera, que comandaba el famoso batallón “Centro”, del que era segundo comandante el acreditado teniente coronel don Baldomero Espartero, sostuvo los ataques del 9 de febrero y 28 de mayo, en los que después de inminente peligro, logró rechazar a Padilla que asaltó Chuquisaca con inaudito arrojo. La Hera estuvo en Vilcapugyu, donde murió su hermano don Felipe, y en Ayuhuma y Viluma se distinguió entre los más valientes. Combatió a lacio de La Serna en la campaña que éste llevó a las provincias argentinas contra el intrépido Guemes En la mañana del 12 de mayo de 1817, derrotó al caudillo Araoz de la Madrid que sorpresivamente asaltó Chuquisaca y el 14 18
ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA de junio del propio año, destrozó completamente las fuerzas de ese renombrado caudillo en Sopachui. El 19 de marzo de 1817 derrotó en la batalla de “Las Garzas” a los caudillos Esteban Fernández y Agustín Ravelo, sucesores del coronel Padilla en el mando de las guerrillas del partido de Tomina y La Laguna. Por sus méritos y competencia fué más de una vez interinamente, presidente de la real audiencia de Charcas y últimamente el virrey La Serna le confió la presidencia de la provincia de Potosí. Herido en La Lava, regresó a España su patria después de Ayacucho. ————————— Empezaron las hostilidades de Olañeta por detener un contingente de 200 reclutas que marchaban con destino al ejército del norte; interceptó la correspondencia, ordenando además que se pongan a su disposición todos los dineros que debían ingresar en las arcas fiscales. Como profesaba marcada inquina al mariscal de campo don Rafael Maroto, que entonces desempeñaba el cargo de presidente de la vecina, provincia de Charcas, propuso al general La Hera marchase a Chuquisaca y atropellando con la fuerza a Maroto lo destituyese de su gobierno. La Hera que comprendió el criminoso intento de Olañeta, se negó a desempeñar esa comisión, quedando desde ese momento, malquistados ambos generales, por que Olañeta recibió Como una injuria la enérgica negativa de ese arrogante jefe. Indignado el general La Serna con la incorrecta conducta del general de vanguardia, ordenó desde el Cuzco; donde ala sazón se encontraba, que: “el regimiento “Unión” quedase en Potosí, bajo las órdenes del comandante general y gobernador de esa provincia: que el 2º batallón del regimiento de Fernando VII”, con el escuadrón “Voluntarios de Tarija”, pasasen a Cochabamba: que dos escuadrones de “Dragones Americanos”, se sitúen en el pueblo de Paria y qué el general Olañeta con el batallón “Chichas” y los escuadrones “Constitución”, se sitúe en la villa de Tapiza; con orden expresa y terminante de no intentar expedición alguna contra las provincias de abajo, porque en Salta se encontraban conferenciando el brigadier don Baldomero Espartero, por parte del virrey, y el general Las Heras por el gobierno de Buenos Aires. Al mismo tiempo que daba el virrey estas órdenes al general Olañeta, mandaba prevenciones directas, tanto a los comandantes 19
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