GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

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GUERRA DOMESTICA que le era peculiar en sus operaciones militares. Este movimiento no lo encontró comprometido por haber sus adversarios tomado rumbo opuesto. Tomada esta medida continuó marchando sobre el enemigo, al que dió alcance el día 31 cerca de la Abra de Quenta. El 1º de agosto, a las cinco de la tarde, Otañeta como aceptando el combate, formó su línea de batalla y arengó a sus tropas; pero el general Valdez, considerando que ya era muy avanzada la hora para empezar la batalla y conociendo que su tropa necesitaba algún descanso, después de la larga y fatigosa marcha de ese día, suspendió el ataque hasta la mañana siguiente, situando su campamento en una elevada serranía donde pasó la noche. Olañeta, entretanto, se aprovechó de esta dilación, dispersó sus tropas en diferentes columnas: EL coronel Barbarucho con los batallones de “La Unión” tomó el camino de Suipacha; el teniente coronel Medinaceli con el batallón “Chichas”, se dirigió a Cotagaita; el coronel don Guillermo Marquiegui con todos los equipajes e impedimenta partió a Santa Victoria; el coronel don Francisco Ostria con los “dragones Americanos” se trasladó a Cinti y el general Olañeta, personalmente, con un escuadrón de caballería, se dirigió a Tarija. Perplejo y absorto quedo el general Valdez sin saber por donde había tomado rumbo su enemigo; por todas partes existían huellas de reciente marcha de tropas y viendo las mis numerosas por el camino que va a Santa Victoria, tomó el general resueltamente aquella dirección. ————————— EL DÍA 5 DE AGOSTO Este día fue clásico en la presente guerra; en el sucedieron acontecimientos demasiados notables y que contribuyeron al desarrollo de ella. El general Valdez, persuadido de que su enemigo se le escurrió por el camino que va a los valles de Jujuy, redoblando su marcha el día 5 de agosto alcanzó en Santa Victoria la columna mandada por el coronel don Guillermo Marquiegui, que conducía los equipajes, parque sobrante, y toda la impedimenta de los disidentes. Allí cayó prisionero el coronel Marquiegui, y su hermano don Felipe; el coronel don Gaspar Olañeta, hermano del general, gobernador de Tarija treinta y tantos individuos más entre jefes y oficiales que 60
ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA acompañaban el convoy, Valdez trató a todos ellos con la mesura y cortesía que le era característica. En la madrugada de ese mismo día, repentinamente, penetró el general Olañeta en Tarija con las fuerzas de su mando, sorprendió e hizo prisioneros a sesenta soldados, un oficial y al comandante don Diego Roldán, que en esa ciudad dejó de guarnición el general Valdez. Ese mismo día y a ésa misma hora el coronel don Francisco López de Quiroga sorprendió la villa de la Laguna con el 1º escuadrón de Dragones de “La Laguna”, tomó el 2º escuadrón del mismo regimiento, mandado por el comandante don Ignacio Rivas, que como dijimos se pasó al ejército de Valdez, hizo prisionero a este jefe y recuperó su cuerpo. López había marchado a La Laguna, desde el Vallegrande, enviado por el brigadier Aguilera. La noche de ese notable día el general don José de Carratalá llegó al lugar denominado Salo con la fuerza de su mando y el enorme cargamento que a Potosí conducía para depositarlo en los almacenes de la casa de Moneda, y situarse él con la guarnición por haber sido nombrado gobernador de la villa imperial: Pero no contaba que el terrible Barbarucho noticioso de su marcha, resolvió sorprenderlo y apropiarse de tan espléndido botín de guerra. Carratalá llegó a Salo y hallando muy adecuado el lugar para acampar, mandó hacer alto; pocos momentos después las tropas hicieron pabellones de sus fusiles, arreglaron las cargas, dieron pasto al ganado y se entregaron al descanso. Serían las nueve de una noche oscura y fría, todos dormían descuidados en el campo realista, cuando cautelosamente se presentaron en él los temidos soldados del batallón “Unión” y sin ser sentidos cayeron sobre los descuidados enemigos, que despertaron al estruendo de la fusilería y vivas al rey que daban los soldados de Barbarucho. Los de Carratalá vueltos de sorpresa intentaron resistir pero todo fué inútil, fueron prisioneros, y los que no, se dispersaron, quedando en poder del audaz Barbarucho todo cuanto Carratalá conducía a Potosí; el mismo general quedo segunda ves prisionero y enviado a órdenes del general Olañeta, pero Carratalá tuvo la suerte de seducir a los guardianes que lo conducían y reunirse luego a las tropas del general Valdez. ————————— CONTINÚA LA CAMPAÑA 61
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GENERAL MIGUEL RAMALLO ————
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