GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA
respuesta es embarazante, pero urge darla. Eso ha sucedido por que
la inercia habitual de todas las mentalidades bolivianas, ha impedido
consagrarse a labores en que se consume atención y se gasta
energía, prefiriéndose siempre tareas de fáciles triunfos, aunque ellos
se esfumen luego en la inmensidad del espacio como fuegos fatuos.
Y luego, en materia de historia, se ha encontrado más cómodo
copiarse unos a otros y más por el placer de brindar extractos para
usos universitarios cine con el fin de guardar en páginas de erudición
bibliográfica los fastos de nuestro desenvolvimiento sociológico.
En verdad nadie ha estudiado la historia nacional en sus
verdaderas fuentes de información: los archivos, los monumentos y
la tradición. Apenas si entre los pacientes investigadores de algún
período histórico podemos contar a Juan Ramón Muñoz Cabrera,
René Gabriel Moreno y Valentín Abecia, a quienes seguimos muy
pocos conservando el fuego sagrado de la verdad en la historia
patria.
El general Ramallo no es un filósofo, por que le han preocupado
poco las arduas generalizaciones de la ciencia, las graves
especulaciones que buscan las síntesis de los fenómenos, y las
indagaciones de los factores que han determinado el movimiento de
las sociedades, con los problemas que conciernen al origen, al fin y a
la razón de la existencia humana. Pero es un diestro literato, que
sabe contar los sucesos con estilo ameno y atrayente, sin los
amaneramientos de la afeminada literatura moderna, que pervierte el
pensamiento en su verbo divino, por dotar el lenguaje de atavíos
relumbrantes, pero de estériles e infecundos resultados para la
propagación de la verdad. El autor de “Guerra Domestica” ha
permanecido fiel a las máximas del arte literario, haciendo cierta la
difícil facilidad del divino Horario.
Ramallo es también un psicólogo, por inspiración: nos da a
conocer con sobrada naturalidad la manera de obrar y de sentir de
los héroes de sus relatos. Cuando leemos las interesantes páginas
de “Guerra Doméstica”, nos sentirnos aptos para juzgar a los
hombres del pasado y sentir sus emociones, palpar sus dudas,
aquilatar sus pasiones y ver sus preocupaciones, enlazando así ese
mundo con el que respira a nuestro lado y unirlo con ese movimiento
general de las ideas y de las costumbres que hace la evolución
humana. En el destino de los ciudadanos de ayer contemplamos el
nuestro: del carácter de los individuos arrancamos el carácter
colectivo. De esa intuición genial ha nacido la psicología colectiva,
alma de la historia.
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