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GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />

El general don Francisco López <strong>de</strong> Quiroga, tuvo brillante<br />

actuación en los primeros tiempos <strong>de</strong> la república. Murió en la<br />

fortaleza <strong>de</strong> Oruro, don<strong>de</strong> estaba preso en una <strong>de</strong>, nuestras<br />

contiendas civiles. Se dijo que murió envenenado por enemigos<br />

políticos, López fué suegro <strong>de</strong>l general Agustín Morales, presi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> la república, y es tronco <strong>de</strong> las distinguidas familias <strong>de</strong> Morales y<br />

La Faye.<br />

En seguida por mita<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>sfilaban los batallones <strong>de</strong>l regimiento<br />

“Unión”, famoso cuerpo <strong>de</strong> infantería, mandado por el renombrado<br />

coronel don José María Val<strong>de</strong>z, alias el Barbarucho, más conocido<br />

con este nombre que con el <strong>de</strong> pila. Era proverbial el arrojo y<br />

<strong>de</strong>nuedo <strong>de</strong> este jefe; ninguno en el ejército real <strong>de</strong>l Perú dio las<br />

pruebas <strong>de</strong> valor y audacia que él. En las campañas <strong>de</strong> Jujuy y Salta<br />

se llenó <strong>de</strong> gloria; él fué ese singular jefe que trepando montañas,<br />

que hasta entonces solo habían cruzado las aves <strong>de</strong>l espacio, en<br />

1821 <strong>de</strong>scendió a las llanuras <strong>de</strong> Jujuy y se introdujo en la ciudad sin<br />

ser sentido por nadie, tal era la disciplina y agilidad <strong>de</strong> sus soldados y<br />

sólo así pudo sorpren<strong>de</strong>r al invicto guerrillero general don Martín<br />

Miguel Guemes, el que tuvo que huir herido <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

esta audaz sorpresa. Val<strong>de</strong>z era español, natural <strong>de</strong> Valencia, al lado<br />

<strong>de</strong> Olañeta ganó todos sus grados militares; siempre al frente <strong>de</strong> sus<br />

bravos chicheños, los que no conocían el miedo, el cansancio, ni las<br />

privaciones, haciendo marchas que hoy parecen fabulosas y que en<br />

ellos eran corrientes, siendo este bizarro cuerpo el nervio principal<br />

<strong>de</strong>l ejército real <strong>de</strong>l Perú. Las malas lenguas aseguraban que Barba<br />

rucho era socio <strong>de</strong> Olañeta en sus negocios <strong>de</strong> contrabando.<br />

En seguida marchaba el bizarro regimiento “Cazadores <strong>de</strong><br />

Chichas”, mandado por su acreditado jefe el teniente coronel don<br />

Carlos Medinaceli, natural <strong>de</strong> Chichas, quien ganó todos sus grados<br />

en el ejército real. En la guerra <strong>de</strong> guerrillas se hizo notable; venció<br />

en Achilla en 1818 (9 <strong>de</strong> febrero) al caudillo Vicente Martínez, quien<br />

acompañado <strong>de</strong>l renombrado Cuiza, mero<strong>de</strong>aba en ese lugar; tomó<br />

Medinaceli muchos prisioneros y entre éstos a los dos hijos <strong>de</strong> Cuiza.<br />

El 11 <strong>de</strong>l mismo mes volvió a <strong>de</strong>rrotar a Martínez en el cerro <strong>de</strong><br />

Incasiri, y a mediados <strong>de</strong> marzo acabó con los cabecillas Agreda,<br />

Molina y Carrillo en el cerro <strong>de</strong> Toroco, persiguiéndolos hasta el río<br />

<strong>de</strong> Turuchipa. Medinaceli era muy popular entre los chicheños <strong>de</strong>l<br />

ejército y muy querido <strong>de</strong> los jefes y oficiales americanos.<br />

Seguía a ese cuerpo el célebre regimiento “Cazadores”, mandado<br />

por el coronel don Antonio Hevia, que empezó su carrera el año<br />

1815, hallándose en todas las campañas <strong>de</strong>l ejército real y siempre a<br />

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