GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia
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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />
la noche <strong>de</strong>l 18; más ya los cien hombres se habían retirado en fuga<br />
por la sorpresa <strong>de</strong>l 14 y el coronel Val<strong>de</strong>z salió el 19, llevando<br />
algunos útiles <strong>de</strong> guerra.<br />
El general Val<strong>de</strong>z continuó su marcha con dirección a la Villa <strong>de</strong><br />
Tarija. El día 26 llegó al pueblo <strong>de</strong> San Lorenzo: allí fué recibido por<br />
los débiles comandantes D. Eustaquio Mén<strong>de</strong>z y D. Bernabé Baca,<br />
que se le presentaron pérfidamente, poniendo a su disposición los<br />
escuadrones que se les habían confiado, y dando libertad al general<br />
Carratalá conducido a aquella villa en calidad <strong>de</strong> prisionero. Ellos<br />
mismos olvidados una vez <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres, persiguieron el 27 y 28<br />
siguientes por la Concepción y Toldos, el convoy que se había<br />
mandado retirar <strong>de</strong> la plaza, y tomaron seis piezas <strong>de</strong> artillería,<br />
trescientos fusiles, parque, municiones y vestuario.<br />
El ejército constitucional siguió entre tanto marchando y al<br />
anochecer <strong>de</strong>l 30 se avistó con las tropas <strong>de</strong>l general Olañeta en el<br />
punto <strong>de</strong> Livilivi. Estas pasaron el 31 a la Abra rota: Allí<br />
permanecieron el 1º <strong>de</strong> Agosto, cuando a las <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> se <strong>de</strong>jó ver<br />
otra vez el enemigo. El general <strong>de</strong>l rey resuelto a <strong>de</strong>cidir una<br />
campaña <strong>de</strong>structora ale los pueblos y a escarmentar al agresor,<br />
formó su línea <strong>de</strong> batalla, recordó a sus tropas el juramento <strong>de</strong><br />
fi<strong>de</strong>lidad, y esperó el choque con aquella presencia <strong>de</strong> ánimo que le<br />
inspiraban el entusiasmo <strong>de</strong> sus oficiales y soldados, y la justicia <strong>de</strong><br />
su causa. Nadie <strong>de</strong>jó conocer que el general Val<strong>de</strong>z; a pesar <strong>de</strong> la<br />
excesiva superioridad <strong>de</strong> sus fuerzas temía: el acto <strong>de</strong> una batalla<br />
¡Desdichado si la empren<strong>de</strong>! El intrépido comandante don Pedro<br />
Arraya se hallaba emboscado a su retaguardia con todo el escuadrón<br />
Sta. Victoria. En efecto el ejército constitucional tomó la altura <strong>de</strong> un<br />
elevado cerró, en que pasó la noche, mientras que el general<br />
Olañeta marchó retrogradando con dirección a Tojo.<br />
Al amanecer <strong>de</strong>l 2 el ejército <strong>de</strong> arriba continuó su marcha a Sta.<br />
Victoria en pos <strong>de</strong> los equipajes que el día anterior habían sido<br />
enviados con los asistentes y algunos oficiales y soldados, al mando<br />
<strong>de</strong>l coronel don Guillermo Marquiegui. Mientras tanto el general<br />
Olañeta, dispersó toda su fuerza, mandando al coronel Don José<br />
María Val<strong>de</strong>z con los cuerpos <strong>de</strong> la Unión por Suipacha; al teniente<br />
coronel don Carlos Medinaceli, con el batallón <strong>de</strong> cazadores a<br />
Cotagaita, al coronel don Francisco Ostria con los Dragones<br />
Americanos a Cinti, a fin <strong>de</strong> proteger la efervescencia <strong>de</strong> esos<br />
partidos y alarmarlos y él personalmente marchó con un escuadrón<br />
<strong>de</strong> caballería a restaurar las pérdidas <strong>de</strong> Tarija. Esta sabia medida<br />
<strong>de</strong>cidió la campaña y la puso en el plan meditado. Mientras el<br />
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