GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia
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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA<br />
en Chacabuco por el general San Martín; <strong>de</strong>sempeñó importantes<br />
puestos militares, llegando al may honroso <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />
provincia <strong>de</strong> Charcas.<br />
Mala fama tenía Maroto; se le tachaba <strong>de</strong> sanguinario, cruel y<br />
avaro; no carecía <strong>de</strong> valor personal y era notable como organizador<br />
<strong>de</strong> tropas; a pesar <strong>de</strong> que el “Talavera”, cuerpo educado por él se<br />
distinguió por su bravura, indisciplina, cruelda<strong>de</strong>s, y extraordinario<br />
arrojo en los combates. Este cuerpo formado <strong>de</strong> los presidiarios<br />
sacados <strong>de</strong> los panópticos <strong>de</strong> la península, llegó a ser en Chile y el<br />
Perú el azote <strong>de</strong> las pacíficas al<strong>de</strong>as y el terror <strong>de</strong> las campañas por<br />
su rapacidad y exacciones. El nombre <strong>de</strong> esta tan abominable<br />
patulea era el terror <strong>de</strong> todos y su fama ha llegado hasta nosotros.<br />
Maroto en Chuquisaca hizo horrores; dando una batida en la<br />
campaña con el pretexto <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir a los guerrilleros, asoló, saqueó<br />
y <strong>de</strong>golló a los inofensivos y pacíficos moradores <strong>de</strong> ella, regresando<br />
a la ciudad <strong>de</strong> La Plata con las cabezas <strong>de</strong> los infelices campesinos<br />
clavadas en las bayonetas <strong>de</strong> sus soldados. Maroto era déspota y<br />
altanero; tenía muy pocas relaciones en el vecindario y sólo se le<br />
veía alternar con todos en las riñas <strong>de</strong> gallos, juego por el que tenía<br />
particular predilección. Maroto llegó a ser una notable figura histórica<br />
en su país, don<strong>de</strong> regresó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Junín. Afiliado en<br />
el partido absolutista cuando estalló en España la guerra entre<br />
cristinos y carlistas; en 1838 mereció la confianza <strong>de</strong>l pretendiente<br />
don Carlos <strong>de</strong> Borbón, llegando a mandar en jefe los ejércitos <strong>de</strong>l<br />
absolutismo. Vencido repetidas veces por él general don Baldomero<br />
Espartero, ya “Duque <strong>de</strong> la Victoria” y su compañero <strong>de</strong> aricas <strong>de</strong>l<br />
Alto Perú, hizo con él el célebre pacto conocido con el nombre <strong>de</strong><br />
convenio <strong>de</strong> Vergara, tan comentado en la historia española, con el<br />
que terminó la guerra civil y triunfó el partido liberal <strong>de</strong>l conservador,<br />
afianzando el trono <strong>de</strong> Isabel II. Este pacto le valió a Maroto el odio<br />
<strong>de</strong> los carlistas y el menosprecio <strong>de</strong> los liberales, que a pesar <strong>de</strong> que<br />
fueron favorecidos por el pacto, calificaron a su autor <strong>de</strong> traidor a su<br />
causa. Maroto odiado y mal visto por todos, regresó a América, se<br />
estableció en Valparaíso y murió allí en 1847.<br />
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El martes <strong>de</strong> carnaval <strong>de</strong>l año 1824, caía la lluvia a torrentes<br />
sobre la ciudad <strong>de</strong> Chuquisaca. A pesar <strong>de</strong>l chubasco el entusiasmo<br />
era gran<strong>de</strong>; los cascarones y polvos <strong>de</strong> colores se arojaban en<br />
abundancia <strong>de</strong> los balcones en medio <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sbordante Alegría<br />
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