GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

GUERRA DOMESTICA
enemigo irritaba al impaciente valor, que ardía en el corazón de los
soldados, que esperaban con ansia el día de la batalla; les
incomodaba la dilación, y la idea de una retirada los avergonzaba.
Más esta cruel necesidad no debía durar mucho tiempo. Los pueblos
de Chichas y Cinti se armaban en masa para amenazar por la
retaguardia al enemigo internado y cuando intentara retirarse, tendría
que combatir con los elementos, contra el hambre, y con una multitud
de valientes que menoscabasen su fuerza, en parciales e incesantes
encuentros.
El ejército grande, inunda como un torrente hasta las
inmediaciones de Tarabuco, sin encontrar la menor resistencia; y se
creyó imprudentemente dueño de una campaña hecha sobre las más
acertadas combinaciones. El día 12 de julio vió por primera vez a los
bravos que habían de domar su orgullo. En las llanuras de
Tarabuquillo se le presentó el intrépido Coronel D. José. María
Valdez, con trescientos cincuenta hombres del primer batallón de su
mando: esta pequeña porción de leales chocó de frente con todo el
enemigo ejército, sosteniendo el fuego toda una tarde contra la
infantería, artillería y caballería a pesar de la llanura del terreno, y
con solo la pérdida de ochenta hombres, causó un gran estrago en
las filas del general Valdez, replegándose al fin a una posición de
que se retiró en la noche.
El día 13 siguiente el comandante Don Ignacio Rivas, dócil a la
seducción y penetrado de los más pérfidos sentimientos, abandonó
sus banderas con todo el 2º escuadrón de Dragones De La Laguna y
pasó al ejército enemigo, llevándose los equipajes de sus
compañeros que no suscribieron a la traición, y cuantos elementos
de guerra pudo tener a sus manos. Que poco duró su impunidad!
El general Don José Carratalá, que había: ocupado la plaza de
Potosí con cien hombres de infantería, fué sorprendido el día 14 a las
siete de la mañana, con sesenta dragones de Santa Victoria, por los
valerosos comandan les don Juan Ortuño, don Felipe Marquiegui y
don Pedro Arraya: arrebatado de su lecho se le condujo prisionero a
la faz de todo el pueblo y en presencia de la guarnición, que
espantada de un tal arrojo se encerró en el cuartel, haciendo un
fuego activo del balcón que dominaba la plaza. Este acontecimiento y
el del día 12 en Tarabuquillo, hicieren inclinar la balanza de la opinión
y manifestaron a los pueblos que el ejército del rey no era semejante
a los vencidas de lea y Moquegua.
El coronel Don José María Valdez había meditado en su retirada
sorprender la guarnición de Potosí, y con este objeto ocupó la plaza
86