GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

GUERRA DOMESTICA
recompensas. Así el Perú y la América toda debe al general Olañeta,
como a uno de sus libertadores.
PERUANOS:- Bien pronto visitaremos la cuna del imperio
peruano y el templo del Sol. El Cuzco tendrá en el primer día de su
libertad más placer y más gloria que bajo el dorado reino de los
Incas.
Cuartel general libertador en Huancamayo, a 15 de Agosto de
1824. BOLIVAR”.
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A pesar de lo expuesto estamos persuadidos de que el general
don Pedro Antonio de Olañeta no fué infiel ni traidor al rey de
España. Fué solamente un ambicioso que soñaba con el gobierno
del Perú y obraba ciegamente por llegar a él, asusado por sus más
adictos servidores que lo hacían servir de instrumento a sus secretos
planes. Estos lo impulsaron a rebelarse contra el virrey La Serna y a
sostener la campaña contra el ejército del general Valdez; ellos lo
inducían a que dejara de enviar socorros de hombres y dinero al
ejército real mandado por el general Canterac; ellos le aconsejaron
se rodeara de los jefes y oficiales patriotas y desafectos a la causa
de los peninsulares en el alto Perú, y a sostener correspondencia con
los generales Bolívar, Sucre, Arenales y otros personajes que
figuraban en primera línea entre los disidentes; la prueba es que se
negó a firmar, después de Ayacucho, el convenio que proponía el
teniente coronel Antonio Elizalde, ayudante del general Sucre y que
contenía las bases siguientes:
“1º Reconocimiento de la independencia americana y cesación de
la guerra en cuyo caso quedarían las provincias de las que era
capital Charcas, bajo el mando del general Olañeta, y tanto él como
sus tropas pertenecerían al ejército libertador. 2º Que el partido de
Tarapacá ocupado por Olañeta desde el año 22 y que había
incorporado al Río de la Plata, continúe bajo sus ordenes: pero con la
condición de que el partido de Apolobamba quedase incorporado a la
provincia de Puno; pudiendo salir de allí el subdelegado Abeleira y su
familia, así como los demás vecinos libremente si lo creían
conveniente.
Olañeta se negó y Elizalde pudo solo conseguir se firme un
armisticio por cuatro meses que fué ajustado en La Paz con el
coronel intendente de esa ciudad, don José de Mendizábal y el
teniente coronel Elizalde, el 12 de enero de 1825. Este acuerdo fué
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