GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

GUERRA DOMESTICA
proponía atacarlos antes, de que raye la aurora. Estaba el general
fuertemente excitado con los sucesos de ese día, poco lucido para él
y sus batallones y deseaba castigar a los disidentes.
Seguía el bullicio en uno otro campamento y en ambos brillaban
fogatas. En el campamento real sonó el te que de silencio; poco
después se oyó igual toque de corneta en el campamento de los
altoperuanos se fueron apagando lentamente las fogatas de los
realistas y brillaron con mayor intensidad las del campamento de
Barbarucho. Cuando éste notó extinguido el fuego enemigo, con
profundo silencio hizo formar su batallón y emprendió la marcha con
rumbo a Potosí, con aquel misterioso silencio con que caminaría una
tropa de fantasmas. Sus enemigos dormían profundamente y las
centinelas que los guardaban, viendo el brillo de las fogatas, de nada
se apercibieron permaneciendo impasibles.
Al rayar el día 13 de julio las columnas de Valdez, con gran
silencio, circunvalaron por todas partes el campamento de
Barbarucho y puede comprenderse cual sería la rabia y sorpresa del
general, cuando lo encontró vacío.
Solo cadáveres y tizones de carbón encontraron en el lugar
donde vivaqueron los altoperuanos:
Las pérdidas de los constitucionales fueron enormes, cerca de
500 hombres quedaron fuera e combate, y los rebeldes solo tuvieron
80 bajas. El general Valdez comprendió viaje con rumbo a Tarija; en
vano indagó antes por los soldados de Barbarucho; éstos habían
desaparecido como el humo de las fogatas de su campamento.
EL DÍA 14 DE JULIO EX POTOSÍ.
En la fecha indicada ingreso en la imperial y real villa de Potosí el
general don José de Carratalá y se hizo cargo del gobierno de esta
provincia en nombre del virrey del Perú don José de La Serna. Tanto
él coma la columna de su mando se alojaron en la casa real de
moneda, que era al mismo tiempo una especie de fortaleza, donde
nunca faltaba una fuerte guarnición.
Potosí, como todos los pueblos del alto Perú, estaba muy dividido
en opiniones políticas. En él había absolutistas renegados y
constitucionalistas furiosos. Los parciales del general Olañeta, que
en su mayor parte eran patriotas cubiertos con la máscara del
absolutismo, no cesaban de trabajar por la causa de la
emancipación. Estos tenían al corriente de cuanto pasaba en la villa
a los amigos de Olañeta de manera que no tardaron en dar aviso de
54