GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

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jefe del ejército real del Perú, trajo con él un brillante estado mayor
de jefes conocedores de la táctica moderna; ellos habían servido
bajo las órdenes del duque de Wellington, y toda esa: pléyade de
jefes españoles e ingleses que tanto brillaron en la guerra de la
independencia española; algunos de ellos habían estado en los
célebres sitios de Gerona y Zaragoza, a órdenes de Álvarez y
Palafox, de manera que sus conocimientos corrían parejas con su
nombradía. Notábase entre ellos a don José de Canterac, don
Jerónimo Valdez, don Baldomero Espartero don Felipe Rivero, don
Francisco Narvaez, don Rafael Maroto, don Cayetano Ameller y
otros, algunos de los que a su regreso a España, hicieron gran figura
en el ejército y en la política.
El general La Serna y sus compañeros fueron recibidos por el
virrey con todo el aparato que se estilaba entonces; al parecer eran
muy cordiales las relaciones entre ellos, pero la verdad es que ni
Pezuela simpatizaba con La Serna y, sus compañeros, ni éstos con
el virrey y los de su séquito. Los del grupo venido con el nuevo
general en jefe, como hemos dicho, eran oficiales de escuela,
ilustrados y liberales en sus ideas: “que estaban contaminados con
las malas doctrinas”, decían los del círculo del virrey, pero lo cierto
era que esos jefes, engreídos con sus triunfos sobre los soldados de
Napoleón, que eran los primeros soldados del mundo, no convenían
con la vieja instrucción militar que se daba al ejército del Perú. Por
otra parte, como eran de ideas muy independientes, no transigían
con la rígida etiqueta de la corte del virrey, el que hacía consistir su
poder e importancia de gobernante, en esa etiqueta, mirando el
absolutismo del monarca castellano, como emanado de la divinidad y
cuyos efluvios alcanzaban a su persona, como a su representante en
el Perú.
Los nuevos jefes liberales de convicción, menospreciaban el
absolutismo del monarca, considerándolo como un cachivache de
antaño y la idea de la constitucionalidad de su patria estaba
profundamente arraigada en ellos.
Sin embargo de lo dicho, se dejaba sentir en los jefes y oficiales
venidos con La Serna, demasiado quijotismo y desprecio por los
antiguos militares del ejército del Perú, desprecio que iba en aumento
si ellos, eran americanos. A éstos los miraban con desdén por que no
los encontraban tan gallardos y bien uniformados como ellos, se
burlaban de esos jefes y oficiales, por que no conocían los preceptos
de la nueva táctica, y se creían muy superiores a ellos, olvidando que
esos jefes, oficiales y soldados a fuerza de lealtad y de bravura
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