GUERRA DOMESTICA - Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA
ratificado por el general Sucre, por que recibió orden del libertador de
pasar el río Desaguadero y proseguir la campaña en el Perú.
Entonces todos aquellos jefes americanos que con tanto brío
sostuvieron la bandera del general Olañeta, se pronunciaron contra
él proclamando libertad del alto Perú, como sucedió en Cochabamba
el 16 de enero, donde se sublevó el coronel Martínez. El coronel don
Pedro Arraya con su escuadrón “Santa Victoria” y “Los Dragones
Americanos”, secundó el movimiento, y con esos cuerpos pasó a
chayanta a proclamar la revolución; el 29 el general José Miguel
Lanza, la proclamó en La Paz, el 2º batallón de “Fernandinos”,
deponiendo del mando al brigadier Aguilera, lo hizo en Vallegrande, y
fueron secundados por el coronel don José Manuel Mercado en
Santa Cruz, el 26 del propio mes, y mas después en Chuquisaca el
coronel don Francisco López de Quiroga con el escuadrón “Dragones
de la Laguna”, proclamó la libertad, el día 22 de febrero de 1825.
Entonces sus concejeros e investigadores, don Casimiro Olañeta,
el doctor Leandro Usín, el capellán Rodríguez, el señor Urcullo y otro
callaron o se pasaron de acuerdo con el héroe de Ayacucho.
Olañeta, con su leal Barbaducho, Mendizábal y otros jefes
españoles, reunió un consejo de guerra en Potosí, y allí acordaron
seguir la campaña bajo el plan que presentar debía el coronel don
Francisco del Valle, que en la última, sirvió como ayudante del
general Valdez, y en esta virtud y resuelta la guerra, salió Barbarucho
con los restos de su batallón de “La Unión”, a Chuquisaca a engrosar
sus filas: a Cotagaita partieron los “Cazadores”, mandados por el
coronel don Ángel Hevia y a Tumusla el batallón “Chichas”, a
órdenes de su antiguo Jefe el coronel don Carlos Medinaceli.
Olañeta salió el 28 de marzo, al medio día de Potosí a reunirse,
según lo acordado, con sus fuerzas en Cotagaita y ese mismo día
por la tarde ocupó Potosí la vanguardia del ejército libertador
mandada por el coronel don Pedro Arraya, que venía a la cabeza de
los “Dragones Americanos”.
Cuando el coronel Hevia llegó a las inmediaciones de Cotagaita
supo que en Tumusla el Coronel Medinaceli, con el cuerpo de su
mando, proclamó la libertad: no hizo más que retroceder a Vitichi a
esperar órdenes de su general que venía apresurado a castigar a
Medinaceli.
El general Olañeta estaba desesperado: se veía abandonado de
sus mejores jefes, y traicionado por los americanos a los que más
confianza y cariño había mostrado, y dicen que su solo deseo era
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