Cómo sobrevivir a la SGAE por Arturo Quirantes - En Cieza Digital
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Herramientas técnicas<br />
2 – HERRAMIENTAS TÉCNICAS<br />
Esta estación es <strong>la</strong> potencia definitiva del Universo, y yo digo que <strong>la</strong> utilicemos.<br />
No se ofusque con este terror tecnológico que ha construido, comandante…<br />
(“La Guerra de <strong>la</strong>s Ga<strong>la</strong>xias)<br />
Las herramientas técnicas tiene una sencil<strong>la</strong> característica que <strong>la</strong>s hace<br />
inviables como mecanismo de control de derechos digitales: no funcionan. El<br />
sueño último de <strong>la</strong>s entidades de derechos sería una especie de archivo<br />
audiovisual programable, que se reprodujera tantas veces y tan<br />
frecuentemente como lo permita una licencia. ¿Usted lo quiere oír una vez al<br />
día, o menos? Pague esto. ¿Quiere oírlo en dos dispositivos distintos?<br />
Pague esto otro. ¿Desea escuchar <strong>la</strong> canción durante so<strong>la</strong>mente un mes? No<br />
problemo, al cabo de un mes el archivo se autodestruirá, al estilo de los tebeos<br />
de Anacleto.<br />
Parece ciencia ficción, pero han avanzado mucho en su empeño. Los<br />
que tengan un DVD original comprobarán cómo hay algunas funciones<br />
prohibidas al usuario. Hay videos cortos que no se pueden saltar, como el<br />
logotipo de <strong>la</strong> empresa o el aviso de que piratear es ilegal, inmoral y engorda,.<br />
El usuario se ve obligado a tragárselos. Los DVD comprados en una región<br />
del mundo no son reproducibles en otra (¡imagine no poder leer en España un<br />
libro comprado en Argentina!). Otras funciones prohibidas <strong>por</strong> venir podrían<br />
incluir <strong>la</strong> obligación de que se reproduzcan los anuncios antes de ver <strong>la</strong><br />
pelícu<strong>la</strong>, limitaciones en el número de veces que se reproduce una pelícu<strong>la</strong>, el<br />
idioma que se use o <strong>la</strong> caducidad. Es decir, usted al comprar una pelícu<strong>la</strong> o<br />
video usted no paga <strong>la</strong> posesión sino el derecho a ver<strong>la</strong> y oír<strong>la</strong> bajo<br />
condiciones restrictivas que determinan otros.<br />
<strong>En</strong> el fondo, se trata de determinar quién contro<strong>la</strong> algo: el que lo fabrica o<br />
el que lo compra. El sentido común nos diría que el segundo, pero no siempre<br />
resulta así. <strong>En</strong> Estados Unidos, hubo un tiempo en que era ilegal conectar al<br />
enchufe telefónico cualquier aparato no producido <strong>por</strong> <strong>la</strong> AT&T. Cuando <strong>la</strong><br />
prohibición fue retirada, creó todo un mercado de equipos telefónicos: aparatos<br />
novedosos con nuevas funciones, contestadores automáticos, receptores<br />
inalámbricos … todo un mundo de aparatos que beneficiaban a muchas<br />
empresas, incluida <strong>la</strong> propia AT&T. ¿Alguien se imagina un mundo en el que<br />
Ford obligase a sus clientes a usar determinado tipo de neumáticos, gasolina o<br />
reproductores mp3? No. Esa elección <strong>la</strong> hacen los usuarios. Y ningún tipo de<br />
medidas tecnológicas lo impide.<br />
Eso no siempre funciona así. Los fabricantes intentan en lo posible<br />
conducir al cliente hacia sus herramientas, repuestos y soluciones.<br />
Acogiéndose a <strong>la</strong> excusa de <strong>la</strong> calidad y <strong>la</strong> seguridad, nos recomiendan que<br />
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