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Cómo sobrevivir a la SGAE por Arturo Quirantes - En Cieza Digital

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Acatar El mieod <strong>la</strong> ley<br />

1 – ACATAR LA LEY<br />

¡Es necesario mantenerse en <strong>la</strong> legalidad y nos mantendremos! ¡Aun a riesgo de tener que<br />

empuñar el ametral<strong>la</strong>dor y de fusi<strong>la</strong>r a todos los enemigos del pueblo!<br />

(Giovanni Guareschi, “Don Camilo”, capítulo 13)<br />

Lo primero que hemos de tener muy presente es <strong>la</strong> im<strong>por</strong>tancia de<br />

com<strong>por</strong>tarse dentro de <strong>la</strong> legalidad, y recordar que los com<strong>por</strong>tamientos<br />

ilegales pueden ponernos en riesgo de que nos apliquen <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción vigente.<br />

Hay actos que pueden resultar muy gratificantes desde un punto de vista<br />

personal, pero ¿qué queremos, satisfacer nuestra ansia de venganza o vencer<br />

en una lucha que consideramos justa? Por muchas ganas que nos den de tirar<br />

piedras contra <strong>la</strong> sede de ACAM, o de darle un par de bofetadas a Teddy<br />

Bautista, tales medidas son contraproducentes a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga. No so<strong>la</strong>mente nos<br />

pondrán en contra a <strong>la</strong>s fuerzas de seguridad, sino a <strong>la</strong> propia opinión pública.<br />

Nos dan ma<strong>la</strong> imagen a todos, no so<strong>la</strong>mente a los inductores y perpetradores<br />

directos. Hemos de mantener un nivel moral más alto que ellos, y nunca lo<br />

conseguiremos si nos rebajamos a actuar como unos pendejos electrónicos.<br />

Afortunadamente, los actos violentos contra <strong>la</strong>s entidades de gestión<br />

pueden contarse con los dedos de una mano. Otra cosa son los comentarios<br />

subidos de tono, cosa poco menos inevitable en un país tan temperamental<br />

como el nuestro. Nuevo peligro. Si a alguien le pica lo que dicen de él, puede<br />

echar mano a los tribunales para que le rasque. Pero incluso si nos dedicamos<br />

a nuestra web de forma inocente, podemos estar expuestos a<br />

responsabilidades legales.<br />

A menudo, el problema puede provenir de no entender <strong>la</strong> ley<br />

adecuadamente y de creer que estamos pisando terreno firme cuando estamos<br />

pisando arenas movedizas. Un error típico es creer que nos ampara <strong>la</strong>s<br />

libertades de expresión y de información, y que <strong>por</strong> eso podemos decir lo que<br />

nos salga de <strong>la</strong>s narices. Pero el Artículo 20 de <strong>la</strong> Constitución no es un<br />

escudo impenetrable tras el cual podemos escondernos después de <strong>la</strong>nzar <strong>la</strong><br />

piedra. <strong>En</strong> ocasiones prevalece el derecho a <strong>la</strong> expresión y a <strong>la</strong> información, y<br />

otras veces se pliega ante otros derechos como el del respeto al honor y a <strong>la</strong><br />

propia imagen.<br />

Los tribunales juzgarán y concluirán lo que deba hacerse caso <strong>por</strong> caso.<br />

No vale, <strong>por</strong> tanto, decir “es que esto es una expresión, y tengo derecho a<br />

expresarme,” y esperar salirse de rositas; o confiar en que <strong>la</strong> libertad de<br />

información nos protegerá sólo <strong>por</strong>que escribimos cosas que vagamente<br />

parecen artículos periodísticos. <strong>En</strong> los casos ya mencionados de<br />

A<strong>la</strong>sbarricadas y Frikipedia, los jueces entendieron que fue el derecho al honor<br />

el que había quedado gravemente lesionado, y actuaron en consecuencia. No<br />

comparto los razonamientos de esas sentencias, pero ahí están.<br />

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