2013-12-26_LIBRO_DondeEstaMiDinero

¡Condenados, pero contentos!
impacientaba, que pasaban los minutos y que nunca llegaba el momento de
hablar. Recuerdo perfectamente cuando Oriol fue llamado para explicar las
montañas de irregularidades bajo las que se hundía la sanidad catalana. Pasaban
los minutos, la jueza no nos dejaba hablar, y recuerdo cuando Marta y yo nos
dimos cuenta de que nos condenarían sin dejarnos decir ni una sola palabra.
Recuerdo la fiscal cuando pidió que fuéramos condenados, cuando la jueza dio
por terminado el juicio, como a mí me tuvo que coger David mientras nos decía:
«Nos vamos de aquí, aquí no podemos hacer nada». Recuerdo que Juan García, un
veterano iaoiflauta que estaba sentado justo detrás de nosotros, nos decía: «Tranquilos,
tranquilos, lo que quieren es que perdáis los nervios», mientras intentaba sin
éxito que no nos levantáramos del banco. Recuerdo a la jueza ordenando que
abandonáramos la sala y cómo se cerró la puerta, quedándose dentro la jueza,
Via y la fiscal. Recuerdo el personal de seguridad intentando que saliéramos a
la calle. En la Ciudad de la Justicia el personal de seguridad es de una empresa
privada. Recuerdo que no me extrañó.
Ya está. Ya lo he escrito. Necesitamos media hora para recuperarnos de aquel
trance. Cuando salimos a la calle, otra vez, cientos de personas con pancartas,
pitos, megáfonos. Agradecimos a todos su presencia y dijimos que, mientras
nos quedara una conexión a internet, no callaríamos y que por cada vídeo
que nos retiraran haríamos diez. Después de todo esto, fuimos a un bar a tomar
una Voll Damm. Me fue mucho mejor que el Tranquimazín.
La velocidad de la justicia
No tuvimos que esperar ni un mes para saber el contenido de la sentencia. El
23 de octubre, a las cuatro de la tarde, José Aznar nos llamó y nos dijo que la
jueza nos había condenado a una multa de 10.000 €, a publicar la sentencia en
la revista, y a retirar y destruir los vídeos. Pensamos que era curioso. Por una
vez que queríamos que ganara Aznar...
¿Nos ayudas
a difundir
un resumen?
“Después
del juicio,
mejor una
Voll Damm
que un Tranquimazin”
La misma tarde que se conoció la sentencia, Marta y yo hicimos un vídeo de
diez minutos donde explicábamos que nos habían condenado. Como siempre,
Marta era la que hablaba, pero esta vez yo salía a su lado con cara seria. En solo
12 horas el vídeo lo vieron 135.000 personas y a lo largo de los siguientes dos
días llegó a las 165.000 visualizaciones. Un usuario de YouTube (123yamadas-
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