2013-12-26_LIBRO_DondeEstaMiDinero

Artur Mas: ¿Dónde está mi dinero?
en el ojo y gritará «Yo también soy Esther Quintana». Gente que, si es necesario,
se levantará una mañana e irá a parar un desahucio sin importar el riesgo real de
recibir unos cuantos golpes de porra o de acabar en una comisaría. En estos dos
años Marta y yo hemos conocido a cientos de personas como estas y tengo que
decir que eso sí es maravilloso.
Muy bonito, dirá alguien, pero ¿qué debemos hacer ahora? ¿Qué hacer ante el
desastre de una sanidad enferma que está provocando tanto sufrimiento a tanta
gente? Es verdad que el panorama es desolador: Boi Ruiz sigue siendo consejero
y las empresas de sanidad privada están dando saltos de alegría con la destrucción
del sistema público. La verdad es que la situación es muy complicada.
Pero como hemos visto, lo que está ocurriendo hoy en nuestra sanidad no ha
caído del cielo. Lo que está pasando en nuestra sanidad es el resultado de muchos
años de trabajo de mucha gente que, hay que decirlo todo, ha trabajado duro para
crear el sistema opaco y antidemocrático que tenemos. ¡Han necesitado cerca de
treinta años! Sería un poco ingenuo pensar que todo este desastre lo arreglaremos
en dos años. Si muchos de los desastres que padecemos hoy nacieron por decisiones
que se tomaron hace veinte años, es seguro que el sistema de salud que
tendremos dentro de veinte años dependerá de lo que hagamos hoy, de las decisiones
que tomemos hoy. Y a riesgo de volver a parecer demasiado optimista, en
estos dos años han pasado cosas muy, muy buenas.
Por ejemplo, el equipo gestor de la CSMS se lo pensará mucho antes de hacer
comunicados como los que hacía cuando aún no se conocía la existencia del Informe
Crespo. Y lo que es mejor, si hacen alguno, siempre podremos decir: antes
de hacer comunicados lo que deberías hacer es decir dónde han ido a parar los
2,4 millones de euros que han desaparecido de nuestros hospitales. Ya no nos
creemos sus mentiras y eso ya es un paso.
Otra victoria enorme es que mucha gente se ha hecho «famosa». ¿Quién había
oído hablar de Josep Prat, Carles Manté o Ramón Bagó hace dos años? Si durante
treinta años esta gente estrechamente relacionada con la sanidad pública ha
hecho y deshecho, ha sido, en gran medida, gracias al silencio y los rincones
oscuros del sistema.
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