22.11.2012 Views

Caith Danser - El Laberinto De Hermes

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

EL LABERINTO DE HERMES<br />

qué serviría escribir románticas canciones inspiradas en alguien<br />

que nunca las escucharía? Me sentía satisfecho; Leslie observaba<br />

mi recital aun con más presencia de la que yo había encontrado<br />

allí frente a mi escenario. Disfrutaba cada una de las canciones<br />

tal como esperaba que lo hiciera; pude claramente comprender<br />

que aquello no había sido en vano.<br />

La conversación que comenzábamos aquel mediodía parecía extenderse<br />

eternamente mientras ambos continuábamos envueltos<br />

en esa atmósfera virtual que, en la simplicidad de aquel Chat, se<br />

convertía en la herramienta que reforzaría nuestra confianza mutua.<br />

Las horas continuaban avanzando ese primero de Junio<br />

mientras yo me salteaba decisivamente las comidas del día por<br />

no despegarme de nuestras pláticas.<br />

—Podríamos juntarnos alguna vez en casa a ver películas,<br />

pedir pizza. Suena bien, ¿no? —planeaba ella, mientras yo recurría<br />

una vez más a mi bendita imaginación. Una imaginación capaz<br />

de proyectarme aquel futuro justo frente a mis ojos.<br />

—¡Suena genial, Leslie! Tú sólo avísame un día de estos —<br />

exclamé, en respuesta a aquella magnífica idea. La plática avanzaba<br />

lentamente mientras el tiempo parecía volverse inexistente.<br />

—Hey, <strong>Danser</strong> ¿puedo decirte algo? —exclamó ella de pronto.<br />

—Pues, estamos conversando desde hace ocho horas y prácticamente<br />

hablamos de todo. Claro, puedes decirme lo que quieras<br />

—respondí, ansioso por lo que fuera a exponer.<br />

—Estoy muy contenta con nuestra amistad, de veras. No sabía<br />

que eras así, supongo que me equivoqué contigo al principio.<br />

Me alegra que ahora seamos amigos —concluyó Leslie, mientras<br />

yo releía sus palabras una y otra vez. Se trataba de mí y de nadie<br />

más. No necesitaba ser Christian Mitch ni tampoco un muchacho<br />

cuyos músculos fueran su mayor elixir de atracción. Se trataba<br />

simplemente de mi verdadera forma de ser. Aquella personalidad<br />

que hasta entonces me desvivía por compartir con ella y,<br />

finalmente, lo estaba consiguiendo. Y así continuamos conversando<br />

horas y horas, completamente indiferentes al paso del<br />

tiempo.<br />

224

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!