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Caith Danser - El Laberinto De Hermes

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UN MAL PLAN<br />

—Así son las carpas modernas, <strong>Danser</strong>. Si no entiendes algo,<br />

podríamos llamarlo a James para que nos lo explique. Por cierto,<br />

aquí estoy hablando con Leslie. <strong>De</strong> hecho, está hablando de ti,<br />

ven a ver lo que dice —me alertó Frederic, mientras yo arrojaba<br />

las varillas sobre el sofá y arremetía rápidamente hacia el ordenador.<br />

—Parece que alguien envió un virus por Internet y le destruyó<br />

el ordenador a un montón de gente —se quejaba ella.<br />

—Sí, lo sé, <strong>Danser</strong> me lo ha contado. A él también se le ha<br />

descompuesto el suyo.<br />

—No sé porque, pero tengo el presentimiento de que fue él<br />

—me acusaba ella sin prueba alguna. Corría esta vez con la ventaja<br />

de que no me lo preguntaría directamente; yo no hubiera<br />

podido mentirle. Le había prometido que sería sincero con ella<br />

por siempre, aun cuando el hecho de decirle la verdad me perjudicara<br />

inapelablemente. <strong>De</strong> forma decidida, mi sinceridad hacia<br />

ella sería siempre una primera prioridad aunque continuaran<br />

pasando los años.<br />

—¿Cómo podría ser él? Te digo que el virus le ha descompuesto<br />

también su ordenador —me defendía Frederic, desconociendo<br />

una pequeña parte de mi culpabilidad.<br />

—Con más razón aún. Seguramente se lo ha enviado a él mismo<br />

para que nadie sospechara —continuaba insistiendo ella.<br />

¿Por qué acusarme de esa forma tan errática? ¿Pensaba realmente<br />

que había sido yo, o sólo se trataba de una proyección, una<br />

necesidad por que yo fuera una vez más el protagonista de siempre?<br />

Tenía razón respecto a mí, cometí un verdadero error, sin<br />

embargo, ella simplemente lo había adivinado. Estaba dispuesto<br />

a admitir mi culpa, mis cargos por lo que había hecho, pero no<br />

de esa forma; jamás siendo mi veredicto el resultado de una tonta<br />

adivinanza.<br />

—Bueno, Frederic, intenta averiguarme eso por favor. Es que<br />

ya me siento una verdadera paranoica sospechando siempre de<br />

la misma persona —concluyó Leslie.<br />

—¿Por qué está tan desesperada en saber quien fue? A nadie<br />

le interesa —indagaba Frederic, mientras yo preparaba mi bolso<br />

y el itinerario de nuestro viaje.<br />

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