22.11.2012 Views

Caith Danser - El Laberinto De Hermes

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

UN MAL PLAN<br />

<strong>De</strong>jé que las horas corrieran de prisa. Horas en las que aprendimos<br />

a pasar el tiempo sin hacer absolutamente nada; contemplando<br />

con sumo desgano aquel paisaje vacío que nos rodeaba.<br />

Bajamos con Leya hasta un pequeño parque situado en la planta<br />

baja de su edificio. <strong>El</strong> Tucán se desesperaba por consumir finalmente<br />

su caja de cigarrillos mientras yo telefoneaba a Frederic<br />

para pedirle uno de esos favores que siempre surgían entre mis<br />

repentinas limitaciones; favores de los que esperaba no volver a<br />

depender jamás.<br />

—¡Hey, Frederic! ¿Cómo está todo allí en Harainay? —lo saludé,<br />

mientras Leya se sentaba en un banco a un costado de<br />

aquel farol que alcanzaba a iluminarnos.<br />

—Pues, está todo tan tranquilo como siempre. ¿Cuándo me<br />

has dicho que volverás?<br />

—<strong>El</strong> domingo estaré allí. Me quedaré a dormir aquí en Gratikati.<br />

Escucha, amigo, necesito pedirte un favor —pregunté, esperando<br />

a que pudiera asistirme tal como siempre lo hacia.<br />

—¡Claro! Lo que tú digas. ¿Qué necesitas? —accedió libremente,<br />

desconociendo por completo mis venideras demandas.<br />

—Pregúntale a Leslie si puedo llamarla por teléfono. Me gustaría<br />

conversar con ella unos minutos.<br />

—¿Y por qué necesitas su permiso? Simplemente llámala. Si<br />

no quiere hablar contigo te lo dirá —asumía Frederic, algo abismado<br />

por mis extraños procedimientos—. Aquí está conectada<br />

en el Chat, déjame preguntarle.<br />

Esperé unos segundos con suma impaciencia, escuchando a través<br />

de la línea el golpetear de las teclas de su ordenador.<br />

—Pues, no quiere que la llames. Dice que está cansada y que<br />

no tiene ganas de hablar por teléfono ahora —respondió Frederic<br />

a los pocos minutos. Sabía que me toparía con algunos de sus<br />

típicos planteos. ¿Qué tan problemático podría ser escuchar mi<br />

voz unos minutos? Conversar de cortas temáticas que no tuvieran<br />

ninguna importancia en sus palabras pero que, bajo el encanto<br />

de su voz, pudieran decorar mi mente de una felicidad claramente<br />

intangible. Necesitaba escucharla de nuevo; sentir que a<br />

pesar de esos días de ausencia y desencuentro, aún quedaban<br />

esperanzas por recuperarla.<br />

317

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!