22.11.2012 Views

Caith Danser - El Laberinto De Hermes

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LA RECONCILIACIÓN<br />

aún necesitaba a mi verdadera compañera; mi ángel de la guarda.<br />

Me sentaba por las noches bajo algún árbol solitario y cerraba<br />

mis ojos para imaginarla de nuevo. La sentía tan cerca mío; incluso<br />

podía oír sus pasos acercándose lentamente hacia mi cuerpo.<br />

Me abrazaba, me besaba una y otra vez. Sentía su pelo deslizándose<br />

por entre mis dedos al intentar acariciar su rostro. Me<br />

dejaba llevar por su silencio, su invisible existencia para sentir<br />

cada momento y cada uno de sus suspiros sobre mi boca. Así<br />

disfrutaba yo de mis tardes. Momentos que se volvían únicos y<br />

perfectos. Momentos que nadie lograría robarme jamás; nunca<br />

más.<br />

<strong>El</strong> despertar de aquel nuevo día traía consigo una gran noticia.<br />

Mi padre encendió aquel televisor donde las imágenes de<br />

Harainay desteñían su desgastado color gris para entintarse de<br />

vida nuevamente. Nuestro verde comenzaba a aparecer una vez<br />

más tras las ruinas de esa guerra que por fin había terminado.<br />

Treinta y cuatro días de incertidumbre y congoja que acababan<br />

de una vez por todas con aquel conflicto, para realumbrarse de<br />

nuevo con el regreso de sus habitantes. Compartíamos aquel 14<br />

de Agosto una gran sensación de alivió entre todos. Ganas de<br />

recomenzar, de revalorar lo que era nuestro. Nos observamos<br />

con Fabio unos segundos en aquel cuarto de lujo y, con cierto<br />

gesto de negación, confirmamos a coro esa deliciosa realidad:<br />

—<strong>De</strong> acuerdo, amigo, se acabaron nuestras vacaciones —<br />

exclamamos los dos. La aventura había alcanzado ya sus merecidos<br />

finales. Volcaría de nuevo mis pasos en aquellas inequívocas<br />

calles que se volverían parte de mí con los años. La ciudad de<br />

Harainay era mi aire, mi elixir de vida. Un lugar donde lo tenía<br />

todo. Volveríamos de nuevo a nuestra pequeña ciudad, una vez<br />

más, a esa vida aburrida que se limitaba a unas pequeñas sendas<br />

comerciales donde, quizá, encontraría algo que lograra entretenerme.<br />

Ya no me importaba. Estaba ansioso por volver, por regresar<br />

a mi vieja vida. Aquella vida que abandonamos días antes<br />

por culpa de imprevistas embestidas; y aun así, más allá de toda<br />

realidad que pudiera demostrarme lo contrario, fui consiente del<br />

porqué de mis necesidades. Quería verla de nuevo. Sentirla cer-<br />

417

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!