12.07.2015 Views

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que yo. A<strong>de</strong>más, yo no puedo ponerme contra <strong>la</strong>s Manzanas <strong>de</strong>l Norte,porque nos<strong>otros</strong>, los <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia Tomate, tenemos un cierto parentescocon el<strong>la</strong>s. Mi abuelita me contaba que en algunos países nos l<strong>la</strong>man anos<strong>otros</strong> “manzanas <strong>de</strong> oro”; <strong>de</strong> modo, pues, que...—También yo –dijo uno <strong>de</strong> los Cambures, cortándole <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra alTomate–, también yo tengo cierto grado <strong>de</strong> parentesco con esas extranjeras,por el <strong>la</strong>do materno, como bien pue<strong>de</strong> verse por mi segundo apellido,pues, como saben, soy el Cambur Manzano.Unos muchachos que venían <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> entraron ruidosamente en<strong>la</strong> frutería y empezaron a comprar manzanas –¡manzanas <strong>de</strong>l Norte, porsupuesto!–. Las acariciaban, <strong>la</strong>s sopesaban, <strong>la</strong>s olían, hasta les daban algúnbeso o mordisco allí mismo, ante los mismos ojos <strong>de</strong> Manzanita, como sidijéramos en sus propias barbas. La Manzanita, que se había quedado distraíday pensativa oyendo lo que <strong>de</strong>cían <strong>la</strong>s frutas, como si todo se hubieraarreg<strong>la</strong>do con sólo pa<strong>la</strong>bras, volvió a gimotear perdidamente, acordándoseotra vez <strong>de</strong> sus pesares. Entonces se le acercó <strong>la</strong> Piña y se puso a acariciar<strong>la</strong>y a mimar<strong>la</strong>. Pero cada vez que doña Piña le hacía un mimo en <strong>la</strong>mejil<strong>la</strong>, Manzanita se escurría un poco hacia atrás, diciendo:—¡Ay, señora Piña! ¡Ay! ¡Ay!Pero <strong>la</strong> Piña no pensaba que esto pudiera ser a causa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escamas y<strong>la</strong>s sierritas punzantes que <strong>la</strong> adornan por todos <strong>la</strong>dos, sino que era a causa<strong>de</strong> <strong>la</strong> pena que seguía afligiendo a Manzanita, y que a cada instante se lehacía más viva y aguda; y continuaba acariciándo<strong>la</strong> y mimándo<strong>la</strong>. Mientrasmás ayes <strong>la</strong>nzaba <strong>la</strong> pobre Manzanita, más y mejor <strong>la</strong> acariciaba y <strong>la</strong> estrechabaentre sus brazos <strong>la</strong> buena señora Piña, haciéndo<strong>la</strong> gritar más todavía.Hasta que unas dulces Parchitas se apiadaron <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y empezaron a<strong>de</strong>cir, para distraer <strong>la</strong> atención <strong>de</strong> <strong>la</strong> Piña:—Señora Piña... Señora Piña... Oiga lo que dicen los Mangos.—Pues, ¿qué dicen? –interrogó <strong>la</strong> Piña, volviéndose.—Que usted y que es agria...Esto reavivó inesperadamente el dolor <strong>de</strong> Manzanita.—¡Agria <strong>la</strong> Piña! ¡Ay! –exc<strong>la</strong>mó fuera <strong>de</strong> sí–. Pues ¿qué no dirán <strong>de</strong>mí? Y más ahora que han venido ésas, y que todos andan con <strong>la</strong> bocaabierta <strong>de</strong> lo buenas y sazonadas que son!BIBLIOTECA AYACUCHO93

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!