12.07.2015 Views

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—No, nos<strong>otros</strong> no hemos dicho nada <strong>de</strong> usted, misia Piña –explicabanlos Mangos–. Nos<strong>otros</strong> somos frutas que venimos <strong>de</strong> gran árbol, yno nos ocupamos <strong>de</strong> frutas que viven pegadas al suelo.—¡De gran árbol! –rió <strong>la</strong> Piña con sarcasmo–. Pero no estamoshab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> eso, sino <strong>de</strong> gusto y sabor. ¿Y quién más dulce que yo, cuandoquiero serlo? Y no olvi<strong>de</strong>n uste<strong>de</strong>s ¡pegajosos! –añadió levantando <strong>la</strong>voz– que están tratando con una dama <strong>de</strong> mucho copete; ¿o es que no losaben?El Mango soltó <strong>la</strong> risa.—Porque lleva un moño <strong>de</strong> hojas duras en <strong>la</strong> cabeza –dijo–, ya secree dama <strong>de</strong> gran copete.Yo tengo algo que es más, mucho más que copete –se oyó–. ¡Tengocorona! Todos se volvieron, mirando a <strong>la</strong> Granada, que llevaba una corona,una verda<strong>de</strong>ra y auténtica corona real, esto era innegable.—¡Sí! –repitió orgullosamente <strong>la</strong> Granada–. Llevo una corona <strong>de</strong>seis picos; por consiguiente, soy <strong>la</strong> reina <strong>de</strong> <strong>la</strong>s frutas...—¿Tú? –gruñó en seguida el Membrillo, como <strong>de</strong> costumbre tieso yreseco–. ¡Tú, que apenas estás madura y no encuentras quien te lleve, teentreabres ya so<strong>la</strong> y empiezas a pe<strong>la</strong>rle los dientes a todo el que pasa, aver si te cogen! ¡Dientona!La Granada enrojeció mucho al oír tales pa<strong>la</strong>brotas.La señora Patil<strong>la</strong> venía acercándose hacía rato, arrastrándose comoun morrocoy. Ahora llegaba, e intervino para <strong>de</strong>cir, aunque algo tardíamente:—Las frutas pegadas al suelo, como han dicho antes esos caballeritosMangos, y yo en particu<strong>la</strong>r, que por mi tamaño y otras cosas puedoconsi<strong>de</strong>rarme también reina <strong>de</strong> <strong>la</strong>s frutas...—¡Ay, Patil<strong>la</strong>! –susurró <strong>la</strong> Piña.—¡La Patil<strong>la</strong> se cree reina! ¡La Patil<strong>la</strong> se cree reina! –rieron <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> un canasto unas niñitas muy traviesas, y que tenían fama <strong>de</strong> loquil<strong>la</strong>s,<strong>la</strong>s Guayabas.Ni siquiera reparó en el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> bonachona y plácida Patil<strong>la</strong>; pero <strong>la</strong>Tuna, erizada <strong>de</strong> pelillos y aguijoncitos, parecía pronta a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse yzaherir, a pesar <strong>de</strong> que nadie estaba metiéndose con el<strong>la</strong>.LA TIENDA DE MUÑECOS Y OTROS TEXTOS94

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!