12.07.2015 Views

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

Leer-la-tienda-de-muñecos-y-otros-textos

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Y no se <strong>de</strong>tiene ahí todavía <strong>la</strong> frontera <strong>de</strong> aquel mundo, aún habíaotro más abajo, más profundo y oscuro: el albañal don<strong>de</strong> vivía el sapo, elviejo sapo que a <strong>la</strong> vez me asustaba y me atraía; ese mundo <strong>de</strong>l albañal<strong>de</strong>l cual yo sólo sabía una cosa: que en él vivía el sapo, y que alguna vezhabía visto entrar a Mirzo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él, como quien se va <strong>de</strong> excursión aalguna estrel<strong>la</strong> o p<strong>la</strong>neta inaccesible al resto <strong>de</strong> nos<strong>otros</strong>.Aunque cubiertos <strong>de</strong> maleza y <strong>de</strong> monte, obstruidos a trechos por <strong>la</strong>sraíces que se entre<strong>la</strong>zaban por encima, los mismos sen<strong>de</strong>ritos lo surcaban,lo serpeaban en los mismos sitios <strong>de</strong> antes. Yo sabía como <strong>de</strong> memoriaesos suaves recodos, esas ligeras curvas, casi <strong>la</strong>s sentía en mí, ahorafísicamente, bajo mis pies impacientes <strong>de</strong> andar por ahí; uno <strong>de</strong> ellos ibaa per<strong>de</strong>rse tras el ángulo <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa, a <strong>la</strong> vez, hacia <strong>la</strong> parte <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro. Sí,yo sabía también adon<strong>de</strong> iba ése, por dón<strong>de</strong> pasaba y qué curvas o recodosiba formando al pasar. En su mitad, más o menos, estaría <strong>la</strong> boca <strong>de</strong><strong>la</strong>lbañal, cuya gran <strong>la</strong>ja había sido removida. Allí estaba <strong>la</strong> vivienda <strong>de</strong> miquerido viejo sapo.—¿Vivirá él todavía? –me pregunté.—¡Oh, no! –me contesté–, seguramente no, varios años han transcurrido.Ellos tienen <strong>la</strong> costumbre <strong>de</strong> salir por <strong>la</strong>s noches y aventurarse fuera<strong>de</strong>l límite <strong>de</strong> los jardines hasta <strong>la</strong> calle, y esto los hace muy vulnerables.LA TIENDA DE MUÑECOS Y OTROS TEXTOS228

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!