y sicológica, no sólo en los ámbitos familiar y social sino también laboral.En los órdenes de seguridad y defensa en que intervienen profesionales médicas, abogadas,odontólogas, arquitectas, contadoras y enfermeras, entre otros tantos elogiables desempeños, lamujer – en términos generales – ha logrado cumplir sus roles acorde a sus capacidades individuales yhabilidades personales, conocimientos y experiencia en el respectivo campo de su labor, en igualdadde condiciones que el sexo masculino y sin más distinciones que sus aptitudes en el desempeño desu profesión.En las Fuerzas Armadas, como vimos, su intervención aumenta y se fortalece cada vez más. Peroaún falta mucho por hacer y mucho más para cambiar o modificar.Abriendo los ojos a los pueblos del mundo o adentrándonos al análisis de grupos insurgentes,la historia nos demuestra que la mujer puede combatir en un campo de batalla y que ni en eladiestramiento de combate ni en la lucha en sí, hay diferencia de género.Si se mantienen latentes el arraigo de costumbres, pensamientos y sentir, basados en la posicióntradicional de las funciones que ocuparon el hombre y la mujer en la sociedad, se impide la evolucióny se provoca una discordancia entre la legislación y la realidad.Como muchos autores han denominado, la discriminación de género, ya sea positiva onegativa, debe ser eliminada de la conciencia de todos los individuos. La primera, el “paternalismo”o “proteccionismo” en el ámbito laboral y específicamente en el militar, perjudica y lesiona a lamujer, y el correcto y eficiente desempeño de las funciones, la institución en general y el buencumplimiento del servicio. Y ni que hablar de la discriminación “negativa”, la cual puede traducirseen actos físicos y sicológicos, que además de ofender y quebrantar a la víctima y las situacionesseñaladas anteriormente, propende a crear o aumentar en la persona o ser discriminante, una actitudsicológica, fundada en la irresponsabilidad y egoísmo, que autoinflinge, sin permitir superar esosvalores negativos, que corroe y enferma tanto su propia personalidad, y la trastorna a un extremo talque, en el mejor de los casos, llega a lesionar el buen servicio y eficaz cumplimiento de la función,tanto como a destruir las metas, objetivos e ideales de la misma.Estos resabios, en los que en la mayoría de los casos se esconde la ineptitud, deben ser erradicadosy las mujeres no podemos permanecer al margen. Desde lo más hacia lo menos, involucrándonos ytodos, cumpliendo y haciendo cumplir la normativa vigente.Debemos educar. Educar con la palabra pero más aún con el ejemplo y con los hechos. Demostrarque en cada lugar y rol que desempeña, la mujer está presente, ocupa un espacio, lugar y posiciónigual que el hombre. Y esto no sólo tienen que aprenderlo y concientizarlo estos últimos sino tambiénlas primeras.Y tener presente que lo que distingue a un ser humano de otro es la fuerza de voluntad que utilizay emplea para alcanzar sus logros, para conseguir sus fines o propósitos, para llegar a la meta fijada,para alcanzar la felicidad.42<strong>Security</strong> <strong>and</strong> <strong>Defense</strong> <strong>Studies</strong> <strong>Review</strong> <strong>2010</strong> <strong>Fall</strong>-Winter Issue / Edicíón Otoño-Invierno <strong>2010</strong> / Edicão Outono-Inverno <strong>2010</strong> / Volume 11
La transformación del rol de las mujeresen las Fuerzas Armadas Argentinas:hacia la construcción de un espacio mixtoLaura MassónRESUMENEste trabajo propone mostrar parte del proceso de transformación de las Fuerzas ArmadasArgentinas de un tipo de profesión exclusivamente masculina a una profesión mixta. Eltrabajo hace hincapié, con diferentes énfasis, en dos puntos. Por un lado, la importanciade incluir en el análisis de lo que se denomina habitualmente como “la incorporación delas mujeres a las Fuerzas Armadas” el rol que hasta el momento las mujeres han cumplidodentro de la institución en tanto esposas y como eje de un modelo de familia impulsadoy reglamentado desde la propia institución. Por otro, se analizan las modificaciones dela normativa en los últimos cinco años, con el objetivo de dar cuenta de la experienciaArgentina en política de género en el ámbito de la defensa, pero también con la intención derevelar cómo el Estado construye un modelo familia y una ideología de género a partir de laaplicación de sus políticas públicas.Radiografía de la situación vigenteActualmente el 11,56 por ciento de las personas que integran las Fuerzas Armadas en Argentina sonmujeres y el 88,44 por ciento son hombres 1 . Del 11,56 por ciento de mujeres, el 6,55 por ciento sonoficiales y el 7,52 por ciento son suboficiales. Si tomamos en cuenta únicamente el porcentaje demujeres que forman parte del Cuerpo Com<strong>and</strong>o, es decir aquellas cuya formación las capacita paraparticipar en combate, este porcentaje se reduce significativamente. Así, en el caso del Ejército yla Armada las mujeres representan el 2 por del Cuerpo Com<strong>and</strong>o, mientras que en la Fuerza Aéreaalcanzan apenas a un 0,76 por ciento 2 .El ingreso formal de mujeres a la estructura institucional de las Fuerzas Armadas Argentinasse realizó en dos etapas. La primera fue en los inicios de la década del 80, durante el gobierno militar,con la incorporación de personal femenino en el Cuerpo Profesional. El contexto histórico en elque se da este cambio en la organización de las Fuerzas coincide con los últimos años del gobiernode facto y con la denominada Guerra de Malvinas. Este primer cambio, que surge como iniciativadentro del propio medio castrense, se da prácticamente al mismo tiempo en las tres fuerzas. Entre losaños 1980 y 1983 se permitió el ingreso de mujeres al Cuerpo Profesional de las tres fuerzas tantopara oficiales como para suboficiales. El Ejército y la Fuerza Aérea incorporaron mujeres oficialesal Cuerpo Profesional en 1982, el mismo año del desembarco argentino en las Islas Malvinas y unaño antes del inicio de la democracia. Por su parte la Armada ya había incorporado mujeres oficialesal Cuerpo Profesional en el año 1981 y mujeres suboficiales al Cuerpo Com<strong>and</strong>o en el año 1980,estableciendo de esta manera el primer ingreso de mujeres al Cuerpo Com<strong>and</strong>o de las tres fuerzas.Hubo, sin embargo, un antecedente de incorporación de mujeres suboficiales al Cuerpo Com<strong>and</strong>o dela Fuerza Aérea en 1977 con la creación de la Policía Aeronáutica Nacional (PAN), mediante la Ley21.521 3 . Luego de esta apertura a fines de los años 70 y comienzos de los 80 fue necesario esperaralrededor de quince años más para un nuevo cambio vinculado con el tema de género.1Agradezco la lectura atenta, los comentarios y sugerencias de Iris Fihman.2Informe sobre la Integración de la Mujer en las Fuerzas Armadas <strong>2010</strong> del Ministerio de Defensa de la República Argentina.3Una de las interpretaciones de este hecho ha sido, según el relato de mujeres que ingresaron durante esa etapa, es que se trataba de una “estrategia delgobierno para mostrar una imagen de modernización” de nuestro país ante el público extranjero que viajaría para asistir a los juegos del Mundial deFútbol del año 1978 que tuvo como sede a Argentina. Pero la escasez de análisis empíricos confiables sobre el tema nos impide hacer inferencias tantosobre la relación entre la incorporación de mujeres a la PAN y la celebración del mundial de fútbol, como la posible relación entre la incorporación demujeres al Cuerpo Profesional de las Fuerzas Armadas Argentinas y la Guerra de Malvinas.<strong>Security</strong> <strong>and</strong> <strong>Defense</strong> <strong>Studies</strong> <strong>Review</strong> <strong>2010</strong> <strong>Fall</strong>-Winter Issue / Edicíón Otoño-Invierno <strong>2010</strong> / Edicão Outono-Inverno <strong>2010</strong> / Volume 11 43
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